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Actualizado: 14 de mayo de 2025


Á excepcion del valiente coronel Don Tomás Garcia que, al frente del primero de Valancey, supo retirarse con vida hasta Valencia, el resto del ejército quedó completamente derrotado. Batallones enteros cayeron prisioneros en manos de los patriotas, en tanto que otros, arrojando las armas, dispersos como aves espantadas, huyeron á guarecerse en los bosques.

En este momento oyeron el galope de un escuadrón y los dos moros huyeron del sitio. 70 El escuadrón era mandado por el Conde de Cabra. Sorprendió y derrotó a los moros. Entonces salió D. Pedro Gómez con el caudillo. Refirió al conde lo que había ocurrido y éste le dijo: En rigor, Aliatar es también mi prisionero, Don Pedro. 75 Es honor que he buscado muchas veces en los campos de batalla.

¡Qué dicha para los periquitos y las cotorras, que huyeron por las ventanas batiendo alegremente las alas! ...¡Vil metal! ...¡Es posible! ¡Diablo! ¡hermoso tiro! Ya ves, maestro Zeli..., la bala ha entrado por encima del coronamiento y ha salido por la tercera porta de estribor. ¡Pardiez! ¡Melia, haces maravillas!

Acercámonos y disparamos la artilleria, á cuyo estruendo y estrago, viendo que caian tantos muertos sin saber de que, y las disformes heridas y agugeros en sus cuerpos, espantados con gran temor, huyeron tumultariarmente, cayendo unos sobre otros en los hoyos, mas de 300, dándose gran prisa á meterse en su pueblo.

Apenas nos divisaron los Maigenos, cuando levantaron sus reales y huyeron, y auque los seguimos con cuanta prisa fué posible, no los pudimos alcanzar: pero nos admiró el destrozo que habian hecho los Cários en los enemigos, y los que habian quedado vivos volvieron con nosotros, á nuestro real, muy contentos.

Cayó pesadamente al suelo sin decir ¡ay! Los demás huyeron. Nada; ni un gemido, ni el más leve movimiento. El bastón era realmente pesado, y yo he tenido toda la vida la manía de la gimnasia. Me apresuré, con mano temblorosa, á sacar la caja de cerillas y encendí un fósforo... No puedo describirle lo que en aquel instante pasó por .

De Lerma no huyeron la presencia, Pensando recibir merced cumplida; El pone en los guardar gran diligencia, Y su causa y su culpa conocida, Contra los dos pronuncia tal sentencia: Que luego les privasen de la vida, En el rollo fijando sus cabezas, Y los cuerpos en palos hechos piezas.

Acabaron de aturdirse en su presencia, y huyeron a la desbandada; mas el animal, «a una quiero y a la otra la dejo», hartóse de romper vestidos; y sabe Dios qué más hubiera roto, si a los gritos y a los ladridos no hubieran acudido algunas personas que ahuyentaron a palos a la fiera, y condujeron al pueblo a las inocentes criaturas, bien merecedoras del susto que pasaron si se les toma en cuenta lo que hicieron padecer a la pobre descalabrada.

Talín por su parte apretó los pies de tal modo que por mucho que corrieron aquellos bandidos no lograron darle alcance. Volviéronse mohinos al cabo de algún tiempo y al tropezar con el capitán su despecho les incitó á gruñirle; pero éste alzó el bastón de modo tan airado que huyeron sin realizar su propósito. ¡Para bromitas estaba nuestro hidalgo!

8 Y volvió a hacerse guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los hirió con gran estrago, y huyeron delante de él. 9 Y el espíritu malo [de parte] del SE

Palabra del Dia

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