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Actualizado: 20 de julio de 2025
Moreno correspondió con agrado a este saludo, pero empezando a cultivar la nota humorística, repuso: Pues nosotros al entrar en la iglesia casi teníamos la seguridad de hallarte en ella. Godofredo no hizo caso y les presentó a los clérigos con quienes se hallaba. D. Pantaleón estuvo digno y cortés.
Si ahora me dice, me pregunta usted confidencialmente de hombre a hombre, sí sé algo en su favor, yo le digo, le digo confidencialmente, de hombre a hombre: ¿qué quiere que uno sepa de su amigo? ¡Vamos! ¿Es eso todo cuanto tiene que decir? interrumpió el juez impaciente, previendo tal vez que una peligrosa simpatía humorística vendría a humanizar su flamante tribunal.
Por cierto que la Casa de las Conchas se vió en peligro de venir también al suelo, y que, si no se consumó semejante atentado, debióse, según unos, al valor cívico y tradicional cultura de los hijos de Salamanca, y, según conseja vulgar, á lo inadmisible de cierta humorística é indecorosa condición, que no creo llegara á formularse.....
La fundadora hizo entonces una observación humorística. Dirigiéndose a las dos, les dijo: «¿Oyen ustedes ese trombón que toca la marcha real?». En efecto, se oía bien clara, aunque lejana, la marcha real tocada con verdadero frenesí por Leopardi, que en la repetición le ponía un lujo escandaloso de mordentes y apoyaturas.
De las muchas luces nebulosas que vi en la esquina de Hyde Park, tengo un recuerdo claro; pero después de eso mis sentidos parecieron quedar atontados por la neblina y por el dolor que sufría, y no recuerdo nada más de lo que sucedió, hasta que de nuevo abrí penosamente los ojos y me encontré en mi cama, brillando a través de la ventana la hermosa luz del día, y vi a mi lado a Reginaldo y a nuestro antiguo amigo Tomás Walker, cirujano de la calle Reina Ana, de pie, observándome con profunda gravedad, que en aquel momento me pareció humorística.
Al contrario, detrás de esta salida humorística, vi claramente que aceptaba mis galanteos. «Está bien le repliqué; vengan esas calabazas cuando usted salga del convento, pero déjeme usted antes contribuir a que salga.» En suma, casi diariamente nos escribíamos.
Digo esto, porque en Red-Dog estas armas y el dinero que lleva consigo podrían ser una tentación para los mal intencionados. Me parece que tengo ya sus señas en San Francisco, y haré lo posible por visitarle. Aquí podemos decir de paso que Tennessee poseía una verbosidad humorística, que ninguna preocupación comercial podía dominar en absoluto. Tal suceso fue su última hazaña.
No tomo carta alguna en este juego era la contestación invariable, aunque humorística, que daba siempre a quien le preguntaba. El juez, que era al propio tiempo su aprehensor, se arrepintió vagamente de no haberle descerrajado un tiro aquella mañana; pero pronto desechó esta flaqueza vulgar como indigna de un numen forense.
Palabra del Dia
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