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Actualizado: 10 de junio de 2025


El intérprete es rubio, rosado, pelo rizado; un lindo húsar azul, bien humorado e ingenioso; un poco parlanchín, ¡habla tantas lenguas! un poco escéptico, ¡ha conocido a Renán en la escuela orientalista! gran aficionado al sport, tan satisfecho en el vivac árabe como en las veladas de la subprefectura, bailarín como nadie y que hace el cuscús como cualquiera.

Ningún político inglés mal humorado se atrevería a insistir en que nuestra raza está decaída, si cincuenta o sesenta millones hoy, y en lo futuro más millones de hombres, siguiesen hablando la misma lengua, claro testimonio de la persistente vitalidad de la raza.

Insistí en que lo averiguásemos, y acercándonos a él, Serrano le sacudió levemente: Oiga V..... ¿es V. D. Pelayo del Castillo? El mendigo se incorporó lentamente y restregándose los ojos y abriéndolos con dificultad a causa de la gran irritación de los párpados, contestó mal humorado: No señor, yo no soy ese Pelayo del Castillo. Serrano se quedó un instante suspenso.

Desde la entrevista con su marido, Fortunata se puso tan inquieta, que Segunda tuvo que enfadarse para impedir que se levantara, pues quería hacerlo a todo trance. El chiquitín debía de encontrar novedad en lo tocante a provisiones de boca, porque estaba mal humorado, como si quisiera también echarse a la calle, en son de pronunciamiento.

¡Qué moza, qué moza! murmuraba el P. Camorra arrebatado. Vamos, Padre, ¡pellízquese el vientre y déjenos en paz! decía mal humorado Ben Zayb. ¡Qué moza, qué moza! repetía; y tiene por novio á mi estudiante, ¡el de los empujones! ¡Fortuna tiene que no sea de mi pueblo! añadió despues volviendo varias veces la cabeza para seguirla con la mirada.

El monarca le dejó libre, diciéndole que quien sabía ejecutar obras como aquella, no había menester el oro ni la plata. Vuelto Herrera á su casa, continuó trabajando, pero siempre apartado del trato de las gentes, siempre solitario y siempre mal humorado.

Este que le tenía mucho respeto desde el día en que le vió hacer operaciones quirúrgicas con la misma tranquilidad como si se tratase de gallinas, le esperaba para darle noticias. Dos de los trabajadores estaban presos, uno iba á ser deportado... se habían muerto varios karabaws. ¡Lo de siempre, cosas viejas! replicaba mal humorado Basilio; ¡siempre me recibís con las mismas quejas!

Tiene el juego en Vichy algo de la higiénica elegancia del pueblo todo, cuyos habitantes se complacen en repetir que en su villa nadie se levantó la tapa de los sesos por cuestión del tapete verde, como sucede en Mónaco a cada paso; de suerte que no se presta la sala del Casino a descripciones del género dramático espeluznante; allí el que pierde se mete las manos en los bolsillos, y sale mejor o peor humorado, según es de nervioso o linfático temperamento, pero convencido de la legalidad de su desplume, que le garantizan agentes de la Autoridad y comisionados de la Compañía arrendataria, presentes siempre para evitar fraudes, quimeras y otros lances, propios solamente de garitos de baja estofa, no de aquellas olímpicas regiones en que se talla calzados los guantes.

Después se había quitado su propio calzado, porque era un marrano que gustaba de andar descalzo con las patas sobre el suelo. «¡Ay, qué rico!...». Quitose también las medias y echó a correr detrás del gato, cogiéndolo por el rabo y dándole muchas vueltas... Por eso estaba tan mal humorado el pobre animalito... Luego se había subido a la mesa del comedor para pegarle un palo a la lámpara... «¡Ay, qué rico!».

Palabra del Dia

rigoleto

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