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Actualizado: 29 de junio de 2025


Su reto infanzón y feudal no bajaba la voz; y parecía volar, como un cartel atado a una saeta, por encima de las murallas, hacia la Corte. Era largo y cenceño. Los terciopelos o gorgoranes formaban como un fofo plumaje sobre su pajaresca armazón. La lechuguilla íbale siempre harto holgada.

Entretanto, vivía doña Luz en el caserón de don Acisclo, donde tenía holgada e independiente habitación, y donde había traído, para adornarla, sus más bonitos y preciosos muebles y sus libros mejores. En pago de esta hospitalidad, hacía aceptar a don Acisclo, por más que éste se había resistido, más de la mitad de sus rentas, o sea 8.000 reales al año.

Informaba al ojo experimentado que no había gran parque ni castillo en el vecindario, pero que contaba con varios jefes de familia que podían, a su capricho, malbaratar sus tierras, sacando, sin embargo, en aquellos tiempos de guerra, bastante dinero de su mala explotación, como para llevar vida holgada y celebrar alegremente las fiestas de Navidad, de la de Pentecostés y de Pascuas.

Sin los retoques y aparatosos arreos con que se presentaba en público; envuelto el cuerpo en holgada bata de cachemira; cubierta la amplísima calva con un gorro griego; descuidados los blancos mechones de pelo lacio que sobresalían por debajo del gorro y por encima de las orejas; sin afeitar todavía, y mal tapadas las arrugas del pescuezo por el cuello escotado de su camisa de dormir, ¡cuán diferente era aquel marqués del marqués del salón de Conferencias del Congreso, y de sus propios salones de recibir, y de todos los salones de la aristocrática comunión a que pertenecía!

Obedeció Roger inmediatamente y sentándose después sobre apartada roca trató de recordar una á una las palabras del barón y su propia confesión; comparó también las desfavorables circunstancias que le rodeaban cuando por primera vez vió á su amada, novicio indigente y sin hogar, con la holgada posición que le creaba la prematura muerte de su hermano.

La estabilidad de la residencia en un punto determinado; los lazos establecidos, cada día más firmes, y que hubieran sido sin duda lazos de fervoroso afecto respecto de un hombre que tan fácilmente cautivaba el corazón de los otros; la posibilidad de una posición económica relativamente holgada, que para ello tenía aptitudes, condiciones, simpatía, relaciones e inteligencia bastantes, aunque tal vez no el carácter que se necesita para estas apacibles empresas, un tanto vulgares; todo esto lo renunció, momento tras momento, un día tras otro de su vida.

No tardaron en venir las madres, las hermanas, los tiernos hijos, sosteniéndose entre , porque el dolor aflojaba sus desmayados cuerpos, alumbrándose con triste linterna para buscar al padre, al hijo, al esposo, al hermano. Hombres horribles, tipo medio entre el sayón y el sepulturero, cavaban la profunda y holgada fosa, donde eran arrojados los infelices muertos de ambos ejércitos.

El grupo de soldados del Duque se abrió para dar paso a una mujer que se adelantaba vacilante. Era Antonieta de Maubán, vistiendo blanca y holgada bata, suelto a la espalda el negro cabello, pálido el rostro y cuyos ojos brillaban amenazadores a la luz de las antorchas. Su trémula mano empuñaba un revólver y adelantándose por el puente apuntó a Ruperto y disparó.

Estas dos especies se aborrecen, se persiguen, se ladran, se enganchan y se venden. Fea, hubiera recorrido una carrera obscura, pero acaso holgada; hubiera recurrido al trabajo; y éste la hubiera sostenido.

Hecho esto, y asegurada ya una vida holgada, cómoda y generosa, D. Joaquín quedaba con un gran capital militante para no tenerle ocioso ni estarlo él, sino para emplearle y emplearse en empresas, no mezquinas y ruines, sino grandiosas, y tanto para él como para la nación a que él pertenecía, y aun para la sociedad entera bienhechoras o productivas.

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