Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de julio de 2025


Embraza su rodela, y con la espada Resiste á los cristianos que querian Volver atras: mas viendo que de nada Les sirve, y que los indios le herian, Con solos cinco ò seis de camarada Espera; que los otros, que huyan Tras el sargento, iban tan lijeros, Cual suelen ir tras uno mil carneros.

Pero la buena anciana, que estaba acostumbrada a las maneras desabridas de María, y a la que por tanto no herían, la llamó y le dijo se sentase a su lado.

Y en medio del alboroto, las naranjas, las botellas vacías y hasta algunas piedras, volaban a la plaza, y por milagro no herían al diestro.

Queriendo concluir pronto, expuso en términos tan concretos como pavorosos su situación, y luego hizo una protesta enérgica de sus ideas morales. Ella quería y se proponía ser honrada. Las reticencias de su tía la herían en lo más vivo del alma.

La cabeza cubierta con un pañuelo de seda, cuyas dos puntas, traídas sobre la frente, formaban como dos pequeños cuernos. Esos pañuelos eran precisamente los que herían los ojos; todos eran de diversos colores, pero predominando siempre aquel rojo lacre ardiente, más intenso aún que el llamado en Europa lava del Vesubio; luego, un amarillo rugiente, un violeta tornasolado, ¡qué yo!

Las calamidades los herían a ellos también y sus primeros errores les acarreaban duras consecuencias. Quizás un amor por una dulce joven, imagen de pureza, de orden y de tranquilidad, había abierto sus miradas ante la visión de una existencia en que los días no hubieran parecido demasiado largos, aun sin los excesos de la intemperancia.

Los cerdos, las ovejas, las gallinas, corrían igualmente, confundidos con gatos y perros. Toda la animalidad doméstica retornaba á la existencia salvaje, huyendo del hombre civilizado. Sonaban tiros y carcajadas brutales. Los soldados, en las afueras del pueblo, insistían regocijados en esta cacería de fugitivos. Sus fusiles apuntaban á las bestias y herían á las personas.

Es cuestión de organismo. El mío pide la variedad. A otros les basta la unidad... Entre el hondo pesar que le embargaba y aquellas palabras desvergonzadas que le herían como latigazos, el pobre Mario no podía disimular ya más. Su rostro se iba poniendo sombrío por momentos. Tanto que Romadonga, aunque no solía fijarse en el semblante de sus amigos, concluyó por preguntarle: ¿Qué tiene usted?

Y cuando no los subyugaba ni los rendía el influjo encantador de la aventurera italiana, acudían en tropel a atormentarlos mil amargas cavilaciones que le herían y emponzoñaban el alma y sacaban a su rostro el color rojo de la vergüenza. ¿Qué héroe de tan ruin condición era él cuando tal dama llevaba consigo?

Los caballos, magníficos; vistosos, los arreos. Los rayos del sol refulgente herían el bruñido acero de las armas, las joyas, los metales preciosos y los áureos bordados, deslumbrando todo la vista con fúlgidos destellos. El Rey llevaba aquel día el bonete y el estoque de honor, que le había regalado el Padre Santo y que sólo sacaba en las más solemnes ocasiones.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando