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De sol a sol vivía entre oleadas de batista con espuma de encajes riquísimos, cortando y probando, puntada aquí, tijeretazo allá, gobernando su hato de cosedoras con tanta inteligencia como autoridad. Por las noches, cuando llegaba a su casa, rendida, su madre gustaba de que estuvieran presentes doña Lupe, Fortunata o las demás amigas, para dar rienda suelta a su vanidad.

Yendo de esta suerte de un pueblo á otro, llovió una noche tanto, que otro día nos dijo que, pues no había más de una legua pequeña hasta donde iba, que hiciésemos una silla de manos y que entre los dos llevásemos á su mujer; y él y otros dos que había, llevarían el hato de la comedia, y el muchacho el tamboril y otras zarandajas.

La madre se marchaba tranquila, viendo asegurado el porvenir del pequeño; porque aquel hombre pródigo en violencias también lo era en generosidades. Al final no le faltaría á su hijo un pedazo de tierra y un buen hato de ovejas. Estas adopciones provocaron al principio una rebeldía de Misiá Petrona, la única que se permitió en toda su existencia. Pero el centauro la impuso un silencio de terror.

Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán. 41 Y sucedía que cuantas veces se calentaban las tempranas, Jacob ponía las varas delante de las ovejas en las pilas, para que concibiesen delante de las varas. 42 Y cuando venían las ovejas tardías, no las ponía; así eran las tardías para Labán, y las tempranas para Jacob.

Después, como los ingenios Se adelgazaron, empiezan Á dejar aqueste uso, Reduciendo los poetas La mal ordenada prosa En pastoriles endechas; Hacían farsas de pastores, De seis jornadas compuestas, Sin más hato que un pellico, Un laúd, una vihuela, Una barba de zamarro, Sin más oro ni más seda.

De todos modos, le decía una voz interior, la falta de la generala no puede excusar la tuya; si todos se echasen la misma cuenta, el mundo no sería más que un hato de pícaros; además, él estaba en peor caso que los otros porque tenía con la generala cierto parentesco espiritual formado por la diferencia de edad y por las relaciones especiales que habían mediado entre ellos; el general, por otra parte, había sido el amigo y el compañero de su padre, y nadie estaba tan obligado como el hijo del brigadier Rivera a respetar su honor y sus canas.

Una tarde salía la tía María más desazonada que nunca, de en casa del pobre pescador. Dolores dijo a su nuera , el tío Pedro se nos va. Esta mañana enrollaba las sábanas de su cama, y eso es que está liando el hato para el viaje de que no se vuelve. Palomo, que fue conmigo, se puso a aullar. ¡Y esa gente no viene!, estoy que no se me calienta la camisa en el cuerpo.

El presbítero entraba furioso, y al pasar junto al Nacional hundíale éste en el morrillo las banderillas con toda su fuerza, diciendo en alta voz, como si consiguiese una victoria: ¡Pa er clero! Gallardo acababa por reír de las extravagancias del Nacional. Me pones en ridículo; van a fijarse en la cuadrilla, y dirán que somos toos un hato de herejes.

El P. Gil se esforzaba en atender a los argumentos que su anciano compañero iba vertiendo con voz profunda y solemne. Eran los mismos que había estado oyendo durante siete años en las cátedras del seminario de Lancia. Al dejar la senda y penetrar en una callejuela estrecha vieron llegar un hato de ganado avanzando lentamente.

Llegaron la señalada y requirieron a la huéspeda que venían de parte del Santo Oficio y que convenía secreto. Temblaron todas, por lo que yo me había hecho nigromántico con ellas. Al sacarme a callaron; pero al ver sacar el hato pidieron embargo por la deuda, y respondieron que eran bienes de la Inquisición. Con esto no chistó alma terrena.