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Actualizado: 11 de octubre de 2025


Y el capitán no pudo resistirse á los ojos maliciosos y la sonrisa terceril de la cocinera. Se vió en una especie de hall semejante á la fachada, con chimenea gótica de alabastro imitando el roble, grandes jarros de porcelana, pipas de tamaño de bastones y armas viejas adornando las paredes. Varias estampas reproduciendo cuadros modernos de Munich alternaban con estos adornos.

Pronto usará las rojas, las de veinte, como este servidor. No la recibiré insistió el príncipe. Y tal vez para no decir más de la duquesa de Delille, se separó repentinamente de sus amigos, saliendo del hall. Atilio, deseoso de hablar, interrogó á don Marcos, que conversaba con Novoa, mientras el pianista seguía soñando, con los ojos abiertos, en la martingala del lord.

El 15 del mismo mes volvió de nuevo el Mac-Cullock que trajo la órden de trasladarme á Manila con mis compañeros, habiendo sido inmediatamente notificado del embarque por el Cónsul Wildman, y á las diez de la noche del dia 16 en el pantalan City Hall, de Hong-kong, acompañado del mismo, en unión del Comandante de la cañonera y de Mr.

Candiyú sacudió la cabeza, sonriendo al aparato y a su maquinista, alternativamente: ¡Mucha plata! No tengo. ¿Usted qué tiene, entonces? El hombre se sonrió de nuevo, sin responder. ¿Dónde usted vive? prosiguió míster Hall, evidentemente decidido a desprenderse de su gramófono. En el puerto. ¡Ah! yo conozco usted... ¿Usted llama Candiyú? Así es. ¿Y usted pesca vigas?

Y Juan vio con emoción, aquellas pequeñas manos colocar hábilmente sobre la solapa de su vestido las fragantes rosas. ¡Mire un poco dijo sonriendo la joven. Está usted igual a esos jóvenes tan elegantes!... Hasta luego; lo esperamos en el hall. Media hora después la familia se encontraba reunida, y Juan recibía de todos una acogida afectuosa.

Una carcajada del príncipe despertó con sobresalto al coronel, que, como buen madrugador, se había adormecido en su asiento. Luego, al notar que Su Alteza no se fijaba en él, se deslizó fuera del hall, como si le atrajese algo más importante que aquella conversación de los dos amigos, que parecían ignorar su presencia.

Despues de haberse aquí ya refrescado, A proseguir tornaron su viage. Habiendo ya diez dias navegado, Hall

Olvidarla... Siendo lo que hubiera deseado, era precisamente lo que no podía hacer. Y es extraordinario cómo su cuerpo, desde el más invisible cabello de su cabeza al tacón de sus zapatos, era un vivo deseo, y cómo al cruzar el hall para ir adentro, cada golpe de su falda contra el charol iba arrastrando mi alma como un papel.

Luego descendía al magnífico hall, lleno de perfumes, de susurros de conversaciones y gemidos discretos de violines, para tomar el con sus amistades del hotel, formidables millonarias de los dos hemisferios, que sospechaban vagamente la existencia de una enfermedad llamada pobreza, pero eran incapaces de concebir que pudiese atacar á las personas de su mundo.

Es un secreto que se comunican los hermanos de armas de diversas naciones cuando pasan unos días en París. Entramos cautelosamente en el salón, profusamente iluminado. El tránsito es brusco de la calle obscura á este hall, que parece el interior de un enorme fanal, con sus innumerables espejos reflejando racimos de ampollas eléctricas. Creemos haber saltado en el tiempo, cayendo dos años atrás.

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