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Actualizado: 11 de julio de 2025
Somos unos millonarios del desierto que vivimos todavía en la primera semana de la creación de un mundo. Como quien dice unos millonarios... salvajes. Los tres rieron de este título y luego quedaron pensativos. Sus ojos dejaron de ver el hall donde se encontraban y la elegante concurrencia de las mesas inmediatas.
A lo mejor, en un hall de hotel, á la hora del té, en un balneario elegante ó en un baile, dos señoras que acababan de reconocerse se examinaban en silencio las orejas ó el pecho, hasta que la más atrevida, enrojeciendo invisiblemente bajo sus coloretes, preguntaba con sencillez: «¿Ha conocido usted al príncipe Lubimoff?...»
Vive más allá de Montmartre continuó Robledo ; está cargado de familia, y voy á ver si prestándole unas docenas de miles de pesos, que aquí resultan cerca de un millón de francos, puede abrirse paso. Quiere mostrarme en su casa los planos de una máquina que ha inventado para arar la tierra. Abandonaron los tres sus asientos y salieron del hall.
Solamente un mes más tarde tuvo míster Hall sus tres docenas de tablas, y veinte segundos después, ni más ni menos entregó a Candiyú el gramófono, incluso veinte discos. La firma Castelhum y Cía., no obstante la flotilla de lanchas a vapor que lanzó contra las vigas y esto por bastante más de treinta días perdió muchas.
¡Oh, cuesta mucho!... ¿Usted quiere comprar? Si usted querés venderme... contestó llanamente Candiyú, convencido de la imposibilidad de tal compra. Pero míster Hall proseguía mirándolo con pesada fijeza, mientras la membrana saltaba del disco a fuerza de marchas metálicas. Vendo barato a usted... ¡cincuenta pesos!
Al terminar el almuerzo hablaron en el hall, mientras tomaban el café, de los que jugaban más fuerte en las salas privadas. El nombre de algunos era pronunciado con respeto, como si fuesen maestros dignos de admiración. Ese sabe jugar decían como único comentario.
Estaba en un navio aprisionado, Que en parte del delito se hall
9 Busc is mucho, y hall is poco; y encerr is en casa, y [yo] lo soplaré. ¿Por qué? Dijo el SE
Eres joven aún para permanecer en esa atonía: el apetito volverá á ti. Deseo que no encuentres la mesa puesta como en el pasado, que la dificultad te exalte, que la negativa te haga sufrir; y entonces... ¡entonces!... Nunca había visto don Marcos tan enfadado á su príncipe como esta mañana al anunciarle que la duquesa de Delille le esperaba abajo, en el hall.
Pero como un inglés, a la caída de la noche, en mangas de camisa por el calor, y con una botella de whisky al lado, es cien veces más circunspecto que cualquier mestizo, míster Hall no levantó la vista del disco. Con lo que vencido y conquistado, Candiyú concluyó por arrimar su caballo a la puerta, en cuyo umbral apoyó el codo. Buenas noches, patrón ¡Linda música! Sí, linda repuso míster Hall.
Palabra del Dia
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