Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de mayo de 2025
Mas, por mucho que me halagase la consoladora idea de abrir un boquete en la cabeza o en los intestinos de mi rival, comprendí al instante que los hombres civilizados no pueden proporcionarse estas puras satisfacciones sin tropezar con la Policía, el Juzgado y el presidio. Forzoso era renunciar a ella si no apelaba al desafío. Esto ya no me halagaba tanto.
La ordenada turba de monagos, clérigos, cofrades, archicofrades y penitentes seguía desfilando. La gorda y su hermano se hacían lenguas cada vez que pasaba un estandarte, una cruz. El codo de Lázaro tocaba el codo de la devota, y ésta tenía cruzadas las manos, y la cabeza inclinada á un lado, porque sin duda le halagaba el suave roce de las adelfas.
Era mucho más exigente con la modista para sus vestidos que para los propios, y la frase que más la halagaba en boca de sus amigos, era la que envolvía un piropo para su hija. Llevábala a muchas partes consigo, y se afanaba y desvivía para hacer cuanto antes, con la debida solemnidad, su presentación en «el mundo».
Era un tipo esencialmente madrileño; masa que el tiempo y la fortuna modelan a su antojo con las suaves líneas de la dama o con los rasgos graciosamente duros de la chula. Hasta la voz indicaba en ella el germen de este dualismo: unas veces su timbre hería desagradablemente el oído, otras lo halagaba con singular dulzura. Ven, Leo, vamos a traer a papá dijo desde el gabinete doña Manuela.
Vamos, Celestina, dinos lo que piensas de San Pablo continué dirigiéndome a la anciana, que se obstinaba en pasarse la mano por las narices como para quitarse una humedad molesta. Pienso respondió la aludida, a la que halagaba la atención de que era objeto, pienso que Dios ha enviado a San Pablo para impedir que las jóvenes se pierdan casándose.
Hasta hacía poco tiempo todavía halagaba la esperanza de que, ya que no un pollo, por lo menos se arrojase a pedir su mano alguno de los indianos solteros que iban llegando a establecerse en Lancia. Fundábala en la tendencia que éstos mostraban a contraer matrimonio con las hijas de las familias distinguidas de la población, aunque no llevasen dote.
El suceso era bastante solemne y había de sonar lo suficiente para merecer preliminares más ceremoniosos. ¿Era orgullo? ¿Era que aquella señora pensaba que él había de beber los vientos para averiguar cuándo vendría a favorecerle con su visita?... ¿Era humildad? ¿Era que con una delicadeza y un buen gusto cristiano y no común en las damas de Vetusta, quería confundirse con la plebe, confesar de incógnito, ser una de tantas?». Esta hipótesis le halagaba mucho al Magistral.
La murmuración de sus amigas se equivocaba al ver un fingimiento en esta oposición terca de la Valcárcel a la fatalidad de las cosas; no, no la halagaba ser madre a tales horas; el terror del peligro, que le parecía supremo, no le dejaba lugar para vanidades de ningún género. La enfermedad, la muerte..., eso, eso veía ella. «Yo no podré parir; me lo da el corazón.
Llegó a la catedral. Entró en el coro. El Palomo barría. Don Fermín le habló con caricias en la voz. Le debía muchos desagravios. ¡Cuántos sofiones inútiles había sufrido el pobre perrero! Ahora le halagaba, alababa su celo, su amor a la catedral; el Palomo, pasmado y agradecido, se deshacía en cumplidos y buenas palabras.
Se les admite en las oficinas, se dulcifica su suerte y se les hace casi dichosos... Pero ¿cuántos se hacen dignos de esos favores?... La mayor parte no tienen más que una idea: robar y escaparse... El secretario tomó aliento. Su oyente le había escuchado con una atención que le halagaba, y ya se preparaba á proseguir, cuando Tragomer le preguntó: ¿Son frecuentes esas evasiones?
Palabra del Dia
Otros Mirando