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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Y para demostrar que la religión es fuente de toda grandeza, los más ilustres escritores llevaban hábitos de sacerdote... Adivino lo que podrás argüírme. Que tras unos monarcas tan gloriosos, vinieron otros menos grandes y comenzó la decadencia. También sé algo de esto: lo he oído decir al bibliotecario de la catedral y a otras personas de gran ciencia. Pero esto nada significa.
Dígolo porque Muñoz y Nones parece un diplomático. Tiene inclinaciones de gran señor y hábitos de sportman. ¡Lástima que no haya abierto nunca más libro que la Ley de Enjuiciamiento civil! Por lo demás, en la honradez es un lince, y tiene por este concepto casi tanta fama como la que otros tienen por pillos.
De la poesía salvaje hemos venido á parar á los hábitos vulgares, ó si se quiere, patriarcales, de los harto fáciles placeres. El gran patriarca, respetable por su enorme cabeza, sus bigotes y sus armas defensivas, reina entre Agar y Sara, Rebeca y Lía, que ama con ternura lo mismo que á sus hijuelos, los cuales constituyen un pequeño rebaño.
Los hombres, aun cuando son buenos, no comprenden tantas cosas, las cosas que no se piden; mientras que mi papacito...» Y también de este hecho encontraba una explicación: «Como quiso tanto a mi pobre mamá, tomó todos sus gustos, sus hábitos, su modo de pensar y de sentir.
Pero ni aun en aquel rasgo de caridad hermosa desmintió la pobre mujer sus hábitos de sisa, y descontó un pico para guardarlo cuidadosamente en su baúl, como base de un nuevo montepío, que era para ella necesidad de su temperamento y placer de su alma. Como se ve, tenía el vicio del descuento, que en cierto modo, por otro lado, era la virtud del ahorro.
Y el día en que entró de sacerdote, toda la isla fue a verlo, con el asombro de que tomara aquella carrera un licenciado de fortuna: y las indias le echaron al pasar a sus hijitos, a que le besasen los hábitos.
El origen de esto habrá que buscarlo quizá en ternuras domésticas o en hábitos de servidumbre que trascienden sin saber cómo a la vida social. En algunas personas, puede relacionarse el diminutivo con el sino. Hay efectivamente Manueles que nacieron predestinados para ser Manolos toda su vida.
Y a pesar de su odio contra la civilización europea y a pesar de su vida y hábitos de gaucho, se allanaba y se resignaba, con naturalidad y sin esfuerzo, a aparecer, en la vida y trato de las ciudades, como un caballero atildado, pulcro y bien vestido, ya de frac, ya de levita, a la última moda, con botas de charol, y por las noches con corbata blanca y guantes amarillos o lilas.
El simple buen sentido os dice que no os halláis en él en calidad de dueño; quiero llevar mi bondad hasta el extremo de admitir que estéis en él como un ayuda de cámara; en fin, me parece que os haría un gran perjuicio manteniéndoos en una situación mal definida que pervertiría vuestros hábitos y falsearía vuestro espíritu.
Ella no decía nada; pero algunas veces sentía una vaga pesadumbre al encerrar su cuerpo gallardo en aquellos hábitos austeros y tristes. Un día, sofocada con la lana negra de su corpiño, tuvo la tentación de ponerse uno de sus vestidos blancos de Luzmela. La falda estaba sumamente corta; el cuerpo muy estrecho.
Palabra del Dia
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