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Entregóselo todo a don Simón, que, a regañadientes, tuvo que escribir lo que sigue, dictado muy recio por don Celso, no tanto para que lo oyera bien Cuarterola, cuanto para llenar una exigencia del candidato, que de este modo creía echar menor responsabilidad sobre su conciencia: «Señor don Pedro Gutiérrez. Madrid.

-Pues, ¿quién lo duda? -respondió don Quijote. -Yo lo dudo -replicó Sancho Panza-; porque tengo para que, aunque lloviese Dios reinos sobre la tierra, ninguno asentaría bien sobre la cabeza de Mari Gutiérrez. Sepa, señor, que no vale dos maravedís para reina; condesa le caerá mejor, y aun Dios y ayuda.

Habla de la facilidad peligrosa del numen poético en los colombianos; se ocupa de don Diego Pombo, de Gutiérrez, González, de Diego Fallon, de José M. Marroquín, de Ricardo Carrasquilla, de José M. Samper, de Miguel A. Caro, y por último, de Rufino Cuervo. Tal es el contenido de ese capítulo, interesantísimo, sin duda, pero incompleto y demasiado a vuelo de pájaro.

Ingeniero encargado de ellas y á la Comisión ejecutiva que tan eficazmente le había ayudado y hecho entrega de la nave por la citada Comisión, como completamente terminada, el Sr. Ministro confirió su mando al Capitán de fragata D. Víctor Concas y como segundo Comandante nombró al Sr. Gutiérrez Sobral. El día 30, arbolada la insignia en el vapor Legazpi, quiso el referido Sr.

Desde entonces vivieron con relativa economía, y fueron verdaderamente sensatas. Algún tiempo después, en la tertulia de unas amigas, conocieron a dos hombres jóvenes, íntimos amigos y compañeros de carrera. Pepe Gutiérrez y Andrés Pérez, el primero, comandante de ingenieros y el segundo capitán del mismo cuerpo: ambos dignos de ser queridos.

Y no lo tengas a mucho, que cosas y casos acontecen a los tales caballeros, por modos tan nunca vistos ni pensados, que con facilidad te podría dar aún más de lo que te prometo. -De esa manera -respondió Sancho Panza-, si yo fuese rey por algún milagro de los que vuestra merced dice, por lo menos, Juana Gutiérrez, mi oíslo, vendría a ser reina, y mis hijos infantes.

Ayuntamiento, á saber: D. Juan José de Lezica y D. Martin Gregorio Yanis, Alcalde ordinario de primero y segundo voto; y Regidores, D. Manuel Mancilla, Alguacil mayor, D. Manuel José de Ocampo, D. Juan de Llano, D. Jaime Nadal y Guarda, D. Andres Dominguez, el Dr. D. Tomas Manuel de Anchorena y D. Santiago Gutierrez, con asistencia del caballero Síndico Procurador general, Dr.

Los nombres de estas diez personas no corresponden con los de la lista de Navarrete y no pueden agregarse á ella, porque en tal caso, añadidos también los de Diego de Arana que es sabido quedó por gobernador, y los de sus tenientes Rodrigo de Escobedo y Pedro Gutiérrez, sumarían cincuenta y tres, cifra que excede con mucho á la registrada oficialmente.

Detrás de los dos iba Don Bernardino. Esas noticias eran que vos, á consecuencia de la herida de don Rodrigo, estábais desesperada y no representábais. Ya veis que no. Ya lo veo. Y os anuncio que al salir os van á vitorear con frenesí. El público está enamorado de vos. Pues no se conoce, porque me paga poco. Eso consiste en que Gutiérrez es un judío. Tiene en vos una mina de oro.

Una vez más la maldad hizo mofa de la ley. De las condiciones morales de Gutiérrez y del amor que su novia le inspiraba, pueden dar idea estas palabras, con que comunicó a Susana el resultado de la entrevista: Mira, nena; coche ni muchos vestidos no tendrás, porque ese hombre es un ladronazo...; por ti... lo siento; por , casi me alegro, para que veas que te quiero de verdad.