Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de mayo de 2025
Con la cocina, con el guiso diario, hay muy distinto proceder. Una señora cuidadosa y casera tendrá cuenta con lo que se guisa, irá a la despensa, dará órdenes: pero el verdadero guisar queda enteramente al cuidado de la cocinera. De aquí lo decaído del arte. La cocina cordobesa fue, sin duda, original y grande.
Así hicieron en ellos no pequeña carnicería, lanzándoles flechas, venablos y azagayas. El rey Feridún obsequió por último a sus convidados y a los individuos de su servidumbre con una exquisita merienda, en la que el guiso que más agradó fue uno de ánades silvestres en arroz blanco, condimentado con la picante salsa llamada curry. Los almíbares de azahar y de rosas fueron también muy celebrados.
Tenía hormiguillo por todas las muchachas de la feligresía de San Lázaro, y así se desmerecían y ocupaban ellas de él como del gallo de la Pasión que, con arroz graneado, ají mirasol y culantrillo, debió ser guiso de chuparse los dedos.
Cuando ya no podía tenerme de debilidad, me senté ante un frasco de malvasía y un jigote de carnero, y al primer bandazo se me vino encima el frasco, poniéndome de perlas ropilla y calzas, y el guiso fué á dar con salsa y todo en el santo suelo.
Pero de quien conserva don Juan recuerdo gratísimo es de Mónica, cocinera que guisó para él durante muchos años. No era una fregatriz vulgar, sino una sacerdotisa del fogón.
Sobre esa mesa se coloca un gran número de platos: carne salada en diversas formas, carne a la llanera, cocido y plátanos, plátanos fritos, plátanos asados, cocidos, en rebanadas, rellenos, en sopa, en guiso y en dulce.
Meñique encendió el fuego, y en el caldero que colgaba del techo fue echando el gigante un buey entero, cortado en pedazos, y una carga de nabos, y cuatro cestos de zanahorias, y cincuenta coles. Y de tiempo en tiempo espumaba el guiso con una sartén, y lo probaba, y le echaba sal y tomillo, hasta que lo encontró bueno.
Soldado y marino a la vez, la sarna, las bubas, las enfermedades vergonzosas que se toman en los puertos, las heridas de pica, de espada, de saeta, las porradas y quemaduras de los asaltos, fueron las especias en que se guisó de continuo su azarosa ventura. Había estado dos veces a punto de morir en la horca. El año 1560 cayó prisionero del turco, en los Gelves.
Era lo que había en la olla un guiso de habas gordas y tiernas, con lonjas de tocino y cornetillas picantes que habían de hacerlo suculento y sabroso. Los pastores, así como le habían dado techo amigo donde abrigarse de la lluvia y pasar la noche, le ofrecieron también su rústica cena.
Fuese allá, y vio a su tía con otras dos tarascas junto a una mesilla, comiendo un guiso de cordero en platos de Talavera. Jarro de vino y botijo de agua completaban el servicio.
Palabra del Dia
Otros Mirando