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Actualizado: 8 de mayo de 2025


En los Estados Unidos escriben hoy muchos para denigrarnos como Draper escribía, siendo lo más gracioso que todo lo que dicen contra nosotros es con el fin de ensalzar á los cubanos y de afirmar que deben ser independientes y libres. Acaso el más feroz de estos escritores anti-españoles sea un cierto Sr.

Lo más gracioso..., no cómo me río, es que ella está echando chispas de rabia porque no puede gastar en bicocas... Vamos, que si esta tuviera dinero, gastaría un lujo asiático, y tendría lacayos colorados como ese Rey... El cual, la verdad por delante, es la persona más decente...

La cabellera amontonada con gracioso descuido, los zapatos blancos algo usados, la blusa modesta de confección casera, la falta total de alhajas, daban a su figura un aspecto de pobreza sufrida animosamente, de incertidumbre bohemia sobrellevada con resignación. Usted que conoce aquí a todo el mundo preguntó Ojeda : ¿quién es?

Yo apostaré que este buen hombre que viene consigo es un tal Sancho Panza, su escudero, a cuyas gracias no hay ningunas que se le igualen. -Así es la verdad -dijo Sancho-: que yo soy ese gracioso y ese escudero que vuestra merced dice, y este señor es mi amo, el mismo don Quijote de la Mancha historiado y referido.

Doña Manolita remedaba a doña Luz en vestido y peinado, y la seguía o acudía adonde la llamaba. Decía doña Manolita que era ella para doña Luz lo que para los galanes de las comedias de capa y espada el lacayo gracioso; y recordando que en varias comedias de las mejores este lacayo se llamaba Polilla, decía a doña Luz: «Hija, yo soy tu Polilla».

Y tal vez por no encontrar partido mejor ha apechugado con el boticario don Policarpo, el cual, bien es feo, es inteligente y tan gracioso que nadie debe maravillarse de que seduzca y enamore con su labia a una mujer de talento.

Se había terciado la capa, tomando un aire de majo galante, satisfecho de detener en la calle más céntrica, a la vista de todos, a una mujer que tal escándalo promovía. Marquesa, ya no, hijo contestó ella con gracioso ceceo. Ahora crío cerdos... y muchas gracias.

Una vez cerca de él, no se le ocurrió nada más gracioso que agarrar por detrás al infeliz preceptor, levantarle en alto y apretarle con todas sus fuerzas: «¡Suélteme, D. Juan, que me hace dañogritó el tiple de San Isidro medio asfixiado y pataleando. D. Juan se reía sin soltar.

Nada nos agradó tanto en esas horas de banquete ó mesa comun como el gracioso tipo de las mujeres que servian, pues en Interlaken el servicio de la mesa es femenino y esta proscrita la peste de los garçons vestidos de baile, tiesos y ceremoniosos como dandys de cocina.

La arruinada duquesa de Delille se lleva al príncipe multimillonario para ser su amante y sacarle el dinero... ¡Y no saben que soy yo quien paga! Anda, ríete un poco. ¿Te parece mal que yo pague?... ¿No encuentras eso gracioso?... Habló de su imprevisión y su alocamiento con cierto orgullo, como algo que la colocaba sobre todas las gentes de costumbres regulares.

Palabra del Dia

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