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Actualizado: 15 de junio de 2025


Al entrar en la trinchera llegaron a sus oídos rumores vagos; el resonar de armas, el ruido de una multitud de pasos regulares; miró entonces por encima de la rampa y vio a los alemanes que llegaban provistos de largas escalas terminadas en garfios de hierro.

Como los palomos no comen sino del pico de la madre, Fortunata se los metía en el seno, ¡y si vieras qué seno tan bonito!, sólo que tenía muchos rasguños que le hacían los palomos con los garfios de sus patas.

No me martirices, por Dios... Tengo aquí en el lado izquierdo un dolor tan vivo, que parece que me están abriendo el pecho con garfios... Quiero más morir que padecerlo... Escucha; voy á hacerte una pregunta... Según como contestes, así me matarás ó me darás la vida... ¿Prometes decirme la verdad?... ¿Lo prometes por la salud de tus hijos?...

Lo malo es que para llegar a este trance de la muerte tenemos que presenciar antes el brutal, largo y rudo suplicio del noble animal destinado a morir; tenemos que ver acribillada su piel con pinchos y garfios, que se quedan colgando, si no se los arrancan con las túrdigas del pellejo; y tenemos que contemplar asimismo la inmunda crueldad con que son tratados los infelices jamelgos.

Estas, formadas en columna, en dos filas, van ligadas entre por un laberinto de pesadas cadenas, de garfios, correas y trozos de madera que aumentan el enorme peso y la extravagancia de aquella montaña portátil.

Y la corbeta inglesa se aproximaba siempre... Zeli se aproximó a Kernok. Capitán, la corbeta nos toma la delantera. ¡Bien lo veo, viejo tonto! nuestros remos no hacen nada y fatigan inútilmente a los hombres; hazlos retirar, cargar los cañones con dos balas, colocar los garfios de abordaje, los pedreros en las gavias.

Mil garfios le arrancaban las entrañas. Luis se casaba. ¿Por qué? ¿No le había sacrificado su juventud, su honor, su salvación, si después de esta vida había más que tinieblas? ¡Qué valía esto!

Lo mismo fue ver a las tres damas, que a Fortunata le entró un fuerte miedo. ¡Y ella que pensaba clavarles las puntas de sus dedos como garfios de acero! Lo que sintió era más bien terror, como el que infunde un súbito y horrendo peligro, y tan impotente se vio su voluntad ante aquel pánico, que echó a correr y alejose a escape, sin atreverse ni siquiera a mirar hacia atrás.

Todos los dibujos, pinturas y grabados que hemos visto que en verdad no son pocos representando la muerte del pecador, asunto muy rebuscado por los indios, se quedan muy chiquitos al lado del que hemos convenido en llamar cuadro, más bien por el marco que tiene que por el fondo, fondo que lo constituye unas cuantas libras de almazarrón, delineando la más completa colección de pinchos, ruedas y garfios que hasta entonces habíamos visto.

Algunas noches una voz llorosa y sombría cantaba debajo de su ventana, al son de una guzla. El billete atado a una piedra no se hizo esperar. Por fin los garfios de una escala de seda se engancharon a su balcón, y su labio sorbió, sobre Segovia dormida, el deliquio del primer beso nocturno.

Palabra del Dia

vorsado

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