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Corrió un momento, para ella de perfecto olvido de lo que hablábamos, supongo, y de sombría angustia para . Pero sin bajar los ojos, como si le interesaran siempre los rostros que cruzaban en sucesión de film, agregó de costado: Cuando era mi amor, al parecer. Perfectamente bien dicho le dije su amor al parecer. Ella me miró entonces, devolviéndome la sonrisa. No... Y se calló. ¿No... qué?

Vió avenidas formadas solamente de jardines y de estudios. Varios miles de artistas de ambos sexos, de maquinistas escénicos y de fotógrafos constituyen su único vecindario. En las calles, á la hora del lunch, se encuentran odaliscas arrastrando sus velos, españolas con mantilla, ó pieles rojas con penachos de plumas, según es el film que está en ejecución.

Había pedido á la mujer de la taquilla un periódico, y empezó á examinarlo con precipitación, empinándose sobre la punta de los pies para recibir mejor la luz de una lámpara pendiente del techo. Al mismo tiempo hablaba entre dientes. Veamos.... Esta estúpida historia de la alsaciana deben darla en alguna parte. Un mal film de ocasión, hecho de recortes.

Además, las otras iban pintadas de blanco, como payasos; llevaban pegadas á los párpados unas tirillas erizadas de pelos, que fingían larguísimas pestañas, y en los momentos de emoción se colocaban unas gotitas de glicerina, que luego, en el film, resultaban lágrimas.... En cambio, la nueva mistress Gould era de una esplendidez corporal, fresca y firme, que parecía esparcir el perfume de los bosques cuando despiertan bajo el soplo de la primavera. ¡Oh, adorada Mina!

Una casa editorial cinematográfica de los Estados Unidos me pidió hace un año una novela para convertirla en film, recomendándome que fuese muy «interesante» y se despegase por completo de los convencionalismos y rutinas que hasta ahora vienen observándose en las historias presentadas por medio del cinematógrafo.

El señor entendido decía que estas vistas no pertenecían en realidad á la historia; que eran, ¿cómo diré yo? lo mismo que retales que le habían puesto al film. ¿Me explico bien, señor comisario? Cosas viejas de la guerra que habían aprovechado; algo así como los remiendos que se echan á la ropa para que parezca mejor.... Pero yo no entiendo de esto, y las vistas me han parecido magníficas.

Del film que dió origen á esta novela diré que aún está por nacer.

Como mi novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis ha sido convertida en film más extenso y costoso de todos los que se conocen hasta el presente, y el cual obtiene en los Estados Unidos un éxito que durará años , recibí de Nueva York, como ya he dicho, el encargo de escribir un relato novelesco que pudiera servir para una obra cinematográfica de «interés y novedad».

En cambio, la expresión cinematográfica puedo proporcionar á la novela la universalidad de un cuadro, de una estatua ó de una sinfonía. Los rótulos del film y la necesidad de traducirlos representan poca cosa en esta clase de obras. Lo importante es la imagen vivida, la acción interpretada por seres humanos, valiéndose del gesto, que ignora el estrecho molde de las sílabas.