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Actualizado: 18 de junio de 2025
Estremecíase aún al recordar el final de la gran epopeya, ante la pira fúnebre rematada por el cadáver del héroe, cuando, tremolando la antorcha vengadora que convierte en cenizas el reino de los dioses, expresaba su pena y su sabiduría. Era su tristeza la de la mujer superior que ha amado a un ser ligero, valeroso e inconstante, y en la hora suprema lo plañe y disculpa sus faltas.
Vamos a ver dijo imperiosamente, después de un largo silencio . Tú que me conoces mejor que nadie: ¿soy tan malo como suponen los enemigos? ¿Merezco que el Señor me castigue por mis faltas? Tú eres un alma de Dios, sencilla y buena, y sabes más de esto con tu instinto que todos los doctores en Teología. ¿Usted malo, don Sebastián? ¡Jesús...! Usted es un hombre como los otros: ni más ni menos.
¿Pues no ha dicho que te perdona las faltas que has cometido? ¡Qué virtud! ¡Qué heroísmo cristiano! exclamó Elías. ¿No te anonadas? Pero, hombre, levántate: ¿qué haces ahí de rodillas? El joven se levantó, mientras Paz ponía fin á esta vehemente y conmovedora escena, diciendo fríamente y con desdén: "Vámonos". Prepárate á acompañar á estas señoras dijo Coletilla.
Pues yo también lo creí; yo también creí que era una santa; pero ya no lo creo. ¡Ah! exclamó Lázaro: yo no necesito que nadie me diga lo que usted es para saberlo. Yo mismo lo he comprendido. Cuando una criatura tan perfecta ha descendido hasta mí para defenderme y disculpar mis faltas, es indudable que no es como los demás.
Sin embargo, el fuego de la imaginación del autor es aquí juvenil, encontrándose pocas faltas, de las que se hallan en las restantes comedias de los últimos años de su vida; como afirma muy acertadamente V. Schmidt, parece que la luz de su poesía, antes de extinguirse, brilla por última vez clara y vigorosa.
Es absurdo, por tanto, aplicar á los sainetes de nuestro poeta, como lo han hecho algunos críticos españoles, las leyes rigorosas de la composición dramática, de cuya observancia se exime deliberadamente, por cuya razón desaparecen también las faltas que en este concepto se le atribuyen.
Dentro de quince días es la fiesta del profesor de Historia Natural... Sabes que es muy barbian, que no pone nunca faltas ni pregunta la leccion. Chico, ¡hay que ser agradecidos! ¡Es verdad! Pues ¿no te parece que debemos festejarle? La orquesta no ha de ser menos que la que le llevasteis al catedrático de Física. ¡Es verdad! ¿Qué te parece si ponemos la contribucion á dos pesos?
El pobre vulgo no sabía lo que le había sucedido: pasó esto, y hice mi entremés de bobo, dije la coleta del huevo, y llegóse el punto de matar al triste Abel, y olvídaseme el cuchillo para degollarle, y quítome la barba y degüéllole con ella. Levántase la chusma, y empieza á darnos grita; supliquéles perdonaran nuestras faltas porque aún no había llegado la compañía.
No puede negarse que su composición dramática adolece á veces de faltas capitales, aun cuando siempre demuestre su fecundidad en la creación de personajes, en el diseño de caracteres vivos é individuales, y en el arte con que maneja la lengua y la versificación.
Pronto se suscita entre ambos animada conversación, y el huésped, que se da á conocer por el nombre de Juan Pascual, como propietario, no noble, á la verdad, pero sí perteneciente á una familia de cristianos viejos, habla con la mayor libertad de las faltas del Rey y de los desórdenes y malestar del reino.
Palabra del Dia
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