Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de mayo de 2025
A fuerza de estudiar, de desvariar, de rumiar y de buscarle tres pies al gato, sus cerebros se trastornan, ven visiones, tienen ideas extravagantes y toman sus sueños por verdades.
Piense, señor, que es usted todavía un hombre relativamente pobre, pero que dentro de media hora será más rico de lo que se ha forjado en sus más extravagantes sueños... que tendrá millones, como sucedió con Burton Blair. Le atendía atónito, dando apenas crédito a lo que mis oídos escuchaban. Sin embargo, ¿para qué me servía poseer riquezas fabulosas, ahora que había perdido a mi amor?
Pensamos y no comprendemos lo que es el pensamiento; bullen en nuestro espíritu las ideas, é ignoramos lo que es una idea; nuestra cabeza es un magnífico teatro donde se representa el universo con todo su esplendor, variedad y hermosura; donde una fuerza incomprensible crea á nuestro capricho mundos fantásticos, ora bellos, ora sublimes, ora extravagantes, y no sabemos lo que es la imaginacion, ni lo que son aquellas prodigiosas escenas, ni como aparecen ó desaparecen.
Hay en este drama, aunque pertenezca á otro género literario, lo mismo que en los cantos del Ariosto. La puente de Mantible .Calderón Composición llena de los más extravagantes prodigios.
De este noviazgo imprevisto se habló bastantes días en la villa. Apenas entró nuestro señorito en amores francos con la hija de D. Marcelino, principió á desbordarse de su fantasía el torrente de emociones vagas y refinadas, sentimientos alambicados y caprichos extravagantes que allí habían ido formando depósito.
Mientras pronunciaba estas feas palabras, daba vueltas por la estancia, se quitaba el sombrero, se encogía de hombros y hacía otros gestos extravagantes. Por último soltó una carcajada. Mira, Gonzalillo le dijo don Feliciano. Acabas de pasar una pelona... pero ya vendrán tiempos mejores. Tras de lo malo siempre viene lo bueno. Las cosas del mundo hay que tomarlas con cachaza, mi queridín.
En los últimos siete años vivió bajo el imperio de su torpe apetito insaciable. Jamás un pensamiento melancólico de remordimiento vino a acusar en aquella ruin naturaleza la presencia del sentido moral. Cada vez más exacerbada su ansia de goces la arrastraba últimamente a mil pasos extravagantes y peligrosos.
Y me ayudó a subir precipitadamente al carromato. Coloqueme en el antiguo sitio de mi tía, aplastado de un lado por un baúl sin cerradura y del otro por los innumerables atados que componían mi equipaje, confeccionados por Petrilla con extravagantes formas. ¡Adiós, mi cura, adiós mi viejo cura! exclamé. Hizo un gesto cariñoso y se volvió rápidamente.
Con el oído harto de música suculenta, buscaba autores ignorados y muchas veces extravagantes que excitaban su curiosidad; pero siempre volvía á exigir como platos fuertes de estos banquetes auditivos los maestros de sus primeras adoraciones, y entre todos ellos, Beethoven.
En este pasaje nos encontramos con un verdadero silogismo: «Lo que piensa existe; yo pienso, luego existo.» «Tenemos, dice Descartes, tanta repugnancia á concebir, que lo que piensa no existe mientras piensa,» lo que equivale á decir: «Lo que piensa existe;» esto en términos escolásticos, se llama establecer la mayor; luego continúa que «no obstante las suposiciones mas extravagantes, no podemos dejar de creer que esta conclusion «yo pienso, luego soy» sea verdadera;» lo que equivale á poner la menor y la consecuencia del silogismo.
Palabra del Dia
Otros Mirando