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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Entendimientos por otra parte muy claros y perspicaces, se echan á perder lastimosamente por el prurito de desenvolver una serie de ideas que no representando el objeto sino por un lado, acaban por conducir á resultados extravagantes.
Colgó en la pared un cuadro de familia que representaba las postrimerías del hombre en diabólicas y extravagantes alegorías, y allí quedó, huésped de su adorada.
Puesta en tortura la imaginación, Antoñico ideaba las citas más estupendas y extravagantes; unas veces en el sótano, otras en el cuarto de un actor que estaba en escena; pero todas breves y agitadas, porque el tramoyista era pegajoso como recién casado, y Antoñico no tomaba el aspecto de tigre sino con las damas.
La fuerza de tan vehementes imaginaciones junta con el desorden de pasiones tan extravagantes, arrastraban al juicio, y los hacia caer en feísimos errores. No se ha acabado la raza de estos Escritores, que por la depravada imaginacion, y pasiones vehementes que la acompañan, publican enormes extravagancias.
Hay no sé qué de fantástico, algo que hace recordar las románticas visiones ó las extravagantes maniobras del «Diablo Cojuelo» de Lesage, al pasar en alas de un wagon por encima de una ciudad, como una gigantesca bruja saltando de torre en torre, de chimenea en chimenea y de cuadra en cuadra.
Comenzaba a susurrarse entre los íntimos de la dama algo sobre estos sus nuevos y extravagantes amores, adelantándolos, por supuesto, mucho más de lo que en realidad estaban. Una noche de comida y tresillo, decía Pepa Frías a tres o cuatro elegantes salvajes que estaban en torno suyo discutiendo el asunto: Desengáñense ustedes.
La canción era un conjunto de oraciones en verso, extravagantes, compuestas por los bogas y usadas siempre en todo novenario; y el estribillo, tan incomprensible en su lenguaje como enérgico en su entonación, se componía de una especie de cuarteta de versos de seis silabas.
Este método trae consigo otra ventaja, y es que no hace á la filosofía extravagante, no hace de los filósofos hombres excepcionales. La filosofía no puede generalizarse hasta el punto de ser una cosa popular; á este se opone la humana naturaleza; pero tampoco tiene necesidad de condenarse á un aislamiento misantrópico, á fuerza de pretensiones extravagantes.
La antigua Marsella, al norte del magnífico puerto, se distingue por sus calles estrechas, irregulares, divididas en pequeñísimas porciones, sucias en extremo, con casas ennegrecidas y horribles y con una poblacion que cruzan en incesante movimiento grupos de marinos, numerosas turbas de obreros y carreteros, lavanderas con trajes extravagantes, mujeres perdidas, mil mendigos y todas las clases inferiores de la opulenta Marsella.
El público tiene también una gran parte; el público que, en vez de pedirles obras bellas, bien meditadas y con destreza concluídas, les exige solamente que no se parezcan á los demás, fomentando de esta suerte la excentricidad y el mal gusto, que ha dado vida en los últimos años á esa nube de obras extravagantes y ridículas, donde la impotencia marcha unida á la vanidad.
Palabra del Dia
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