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Actualizado: 28 de junio de 2025
No le desagradaban los cuadros; tanto más, cuanto que los comprendía, a diferencia de lo que pasaba con algunos objetos artísticos, que se le antojaban asaz de feos y extravagantes.
Es preciso estar siempre ojo avizor para saborear como es debido aquellas atrevidas metáforas, aquellas extravagantes relaciones, aquellos estupendos equívocos, aquellas arbitrarias licencias en que se complace.
Mariano leyó, no sin trabajo, los rótulos que decían: «Desolación... Hacienda pública... Desfalcos... Muerte... Latrocinio...», y otras cosas extravagantes. Como ninguna distracción sacaba de ver letreros, empezó luego a revolver todo lo que su hermana tenía sobre la cómoda, y después lo que en el primer cajón había.
Don Esteban había sufrido grandes pérdidas en negocios extravagantes aceptados por bondad; pero aun así, dejaba fortuna suficiente para que la esposa viviese una desahogada viudez entre sus parientes de Barcelona. La pobre señora no sufrió otra contrariedad en el arreglo de su nueva existencia que la rebeldía de Ulises.
Otro fragmento de las Partes extravagantes, de que hablamos, existe, al parecer, en los dos tomos siguientes de comedias atribuídas á Lope, también de la biblioteca del duque de Osuna. Tomo CXXXII, que contiene: En la mayor lealtad mayor agravio y Favores del cielo en Portugal: representóla Christóval de Avendaño.
Me río recordando mis extravagantes ideas respecto a las cosas de aquel tiempo. Oía hablar mucho de Napoleón, ¿y cómo creen ustedes que yo me lo figuraba?
Durante todos estos años, como Lope había interrumpido la publicación de las Partes de sus comedias, vinieron apareciendo algunas colecciones "extravagantes" de las mismas.
La silla, sustentada en las patas de atrás, anunciaba con lastimeros crujidos sus intenciones de deshacerse; y en tanto el libro cambiaba de disposición con aquellos extravagantes escorzos del cuerpo del lector.
¡Es posible ponerse en ese estado! ¡Pero si estás cubierta de barro! Dime ¿qué extraño placer encuentras en caminar durante horas enteras sobre la tierra mojada? Dirás lo que quieras continuó, después de un bostezo prolongado, el campo es insípido en esta época, y es necesario, para complacerse en él, tener gustos muy extravagantes o... ¡estar enamorada!
No se ve donde quiera sino calles asombrosamente inmundas, tortuosas, quebrantadas, estrechas, enredadas en laberinto; casas extravagantes, sin gusto ni armonía ninguna; un populacho activo, industrioso, pero que manifiesta en sus costumbres la incuria de los pueblos que han recibido educacion frailesca.
Palabra del Dia
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