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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Su esposa salía de ellas como de un suplicio: resignada porque así lo exigía su deber, pero con un gesto de repulsión mal disimulado. La cordialidad de su juventud no podía resucitar. El recuerdo del hijo se incrustaba entre los dos, dejando apenas en el pensamiento un breve espacio para el deseo voluptuoso... ¡Y así sería siempre! Volvió á esperar con impaciencia la hora de huir de Barcelona.
Las epístolas de San Pablo son los documentos más antiguos y fehacientes del cristianismo; son propiamente obra de la fe, de la voluntad de creer. San Pablo no exigía virtudes heroicas; antes bien, virtudes moderadas. Hay un oportunismo de la virtud, que es la verdadera doctrina paulina.
En este ambiente de lobreguez señorial, los objetos del pasado se amoldarían con facilidad, sin el grito de protesta que parecían lanzar al ponerse en contacto con las paredes blancas de las habitaciones modernas... La histórica morada exigía cuantiosos desembolsos; por algo había cambiado de propietario muchas veces.
Siempre que D. Juan daba noticia somera de las mermas de la hacienda a su aturdida sobrina, exigía que Bonifacio estuviese delante; era inútil que Emma y el mismo Reyes quisiesen excusar esta ceremonia. El todo que había de presenciar por fuerza ese, no era nada; allí no se podía ver cosa clara, y aunque se pudiera, no la vería Reyes, que ni siquiera miraba.
Casi nadie se atrevía a dejar allí una limosna «por no ofender la susceptibilidad del enfermo». Muchos se ofrecían a velarle en caso de necesidad. Don Pompeyo recibía las visitas como si él fuera el amo de casa; Celestina tenía que tolerarlo porque su padre lo exigía.
Así podía darse ese barniz de rico, que engañaba a los más y hacía sonreir desdeñosamente a los paganos y sabedores del secreto, pero que bastaba para la satisfacción de sus gustos y de sus propósitos, desde que la suerte le había colocado en posición inferior a la que él tenía derecho a ocupar, y la sociedad, no su presunción, le exigía cubrir las apariencias.
La gratitud por tan magno servicio exigía que Benedicta, entre ruborosa y complacida, murmurase un Pase usted adelante, aunque la casa no es como para la persona. Suponemos que esto o cosa parecida sucedería, y que Fortunato no se dejó decir dos veces que le permitían entrar en la gloria, que tal es para todo enamorado una mano de conversación a solas con una chica como un piñón de almendra.
Un día hubo motín de lavanderas. El Ayuntamiento, a quien el pueblo llamaba el gran matutero, les exigía un nuevo impuesto, y las pobres no podían ni querían pagarlo.
Pero ya que el hermano lo exigía, a él se confiaba, y fuese lo que Dios quisiera... Se había erguido otra vez y hablaba, sin un gesto, sin mover apenas los labios, con la mirada perdida en el horizonte, cual si estuviera soñando y relatase la historia de otra persona.
Ya desesperaba de hallar un rincon donde ajustar mi persona, despues de pedirlo en diez ó doce fondas ó posadas mas ó ménos ostensibles, cuando la casualidad me permitió dar con una posada improvisada, decente para el caso, pero que exigia conformidad.
Palabra del Dia
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