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Actualizado: 9 de junio de 2025
Pasaré aquí de largo, a fin de que nadie tilde de licencioso este escrito, sobre las infernales artes con que La Caramba, industriada por los tres libertinos, excitado su amor propio, anhelante de la victoria, y prendada además de la gallardía e inocencia del casto mozo se esforzó por avasallarle y rendirle a todo su talante.
Era todo lo contrario de lo que había sido Arturito al volver de París. La ropa, los dijes y los primores de Arturito habían excitado la admiración y la envidia.
En la parte nueva del castillo se veían algunas luces, y oí también risas y cantos, pareciéndome distinguir entre las voces la de Ruperto Henzar, a quien me figuré excitado por el vino. Descansé un momento, y orientándome pensé que si la descripción hecha por Juan era exacta, debía hallarme en aquel momento al pie de la ventana que buscaba.
No hay que hablar de morirse gritó el enfermo, á quien la posesión de los santos cuartos había despabilado y excitado cual si fuera una toma del estimulante más enérgico. ¿Qué es eso de morirse? Aquí no se muere nadie. D. Francisco, el niño no se muere. Pues no faltaba mas. ¿Qué tiene? ¿Meningitis?
Mi primera pasión fue un perro ratonero. La verdad es que quien menos debía recriminar a Gloria por su alegría era yo. Sólo por una de esas aberraciones con que el sistema nervioso, excitado, nos atormenta, podía hallar mal una conducta que era el testimonio más convincente del entrañable amor que me profesaba.
Eso será si a mí se me antoja manifestó la bella ex florista levantando hacia él los ojos con expresión provocativa. Salabert dejó escapar ciertos gruñidos que Amparo consideró ofensivos. Hubo una escena violenta. La bella reclamó con fiereza su independencia; le cantó lo que ella llamaba con clásica erudición "verdades del barquero". El banquero, excitado, contestó con su grosería habitual.
Así es que, excitado, si bien no tenía derecho para pedir explicaciones, con más o menos disimulados rodeos, y cuando Antoñuelo no estaba presente, se atrevió a pedirlas y a indagar por qué venía Antoñuelo con tanta frecuencia y de qué trataba con Juanita en sus largos apartes y cuchicheos.
Las primeras obras para el teatro de este escritor, conocido también por sus trabajos políticos, pasaron en lo general desapercibidas; pero ningún drama, desde los tiempos de Calderón, ha excitado en toda España más crédito y general entusiasmo que el suyo, titulado Carlos II el Hechizado, la primera obra suya romántica, que, durante muchos meses del año 1837, se representó casi exclusivamente en el teatro con no interrumpidos aplausos.
Aresti, excitado por este estruendo, recordaba la famosa batalla de las Encartaciones, cuando el ejército liberal intentaba levantar el sitio de Bilbao por segunda vez. La ferocidad de los hombres, la triste gloria de la guerra y la destrucción, habían popularizado los nombres de dos humildes aldeas de Vizcaya.
Daba asco. Bueno estaría empezar a querer en el mundo cerca de los treinta años... ¡y a un clérigo!... La vergüenza y algo de cólera encendían el rostro de Ana. ¡Pero ese hombre esperaría que yo... en mi vida!...». Como aquella tarde pasó muchos días la Regenta. Las mismas ideas cruzaban, combinadas de mil maneras, por su cerebro excitado.
Palabra del Dia
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