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Actualizado: 20 de julio de 2025
Pero aun en estado de embriaguez se guardaba de decir nada excesivo, y no protestaba contra nada. En fin, hay hombres que creen en Dios y los hay que no creen. ¿Y él? «Veamos. ¿Existe Dios? ¿Sí o no? No lo sé, no sé nada. ¿Y yo? ¿Existo yo?» Krilov siente un escalofrío: ni siquiera tiene una idea clara de si existe o no existe.
Entonces Ester se veía obligada á arrojarse sobre la niña, á perseguirla en la carrera que invariablemente emprendía el pequeño duende, y á estrecharla contra el seno cubriéndola de besos y caricias, no tanto por un efecto de excesivo amor, sino para cerciorarse de que era la misma Perla en carne y hueso, y no una forma completamente ilusoria.
Avilés había llegado al Perú en la época del virrey Amat; y cuando estalló en 1780 la famosa revolución de Tupac-Amaru fué mandado con tropas para sofocarla. Excesivo fué el rigor que empleó Avilés en esa campaña. Durante su gobierno se erigió el obispado de Maynas y se incorporó Guayaquil al virreinato.
El excesivo amor de este grande hombre por la causa que tan constante y noblemente habia defendido, el vivo deseo que le agitaba de consolidar su grande obra, le hizo cometer un error, perdonable bajo este punto de vista.
Este reposo y bienestar explican la constancia y el júbilo con que los hombres se ofrecen al sacrificio». «Es muy grande mi felicidad: sin ilusión alguna de mis sentidos ni pensamiento excesivo en mí propio, ni alegría egoísta y pueril, puedo decir que llegué al fin, a mi plena naturaleza; y que el honor que en mis paisanos vea, en la naturaleza que nuestro valor nos da derecho, me embriaga la dicha con dulce embriaguez.
A éste le llamaba San Eulogio «antorcha del Espíritu Santo y luz de España», pero la Historia no decía nada de sus actos. A San Eulogio lo martirizan y matan los moros en Córdoba por su excesivo entusiasmo religioso. Benito, francés de nación, que le sucede en la silla, por no ser menos que sus antecesores, hace que la Virgen le baje otra casulla en una iglesia de su país antes de venir a Toledo.
¡No es precisión leer hasta los avisos! Partamos por mitad, lo que es excesivo, y tenemos 30 páginas de lectura en sólo dos diarios... ¡eh!... agrégale otro tanto por la tarde. Yo leo lo que me interesa.
Trajo las alpargatas de los chicos, y Bringas dispuso que no fueran ya a la escuela porque el excesivo calor les era nocivo, y el asueto, sobre ser una economía, era muy higiénico. Ellos lo agradecieron mucho, y todo el santo día se lo pasaban corriendo y jugando en los corredores con amplios ropones de dril, o bien se iban al piso tercero en busca de otros niños y de Irene.
Mis dos niñas viven aquí gozosas sin apetecer bailes, ni paseos, ni teatros. No soy yo enemiga tampoco de que se diviertan, ni crea usted que estoy siempre con el rosario en la mano, haciéndolas rezar y aburriéndolas con un excesivo manoseo de las cosas santas, no. También aquí se habla de cosas mundanas, siempre con el debido comedimiento.
Tan excesivo número de hermandades daban origen á competencias y rivalidades entre unas y otras, por muy varios motivos, y en particular las de los barrios bajos, compuestas en su mayoría de gentes de armas tomar y de mozos del brazo de hierro y de la mano airada, tenían con frecuencia en mitad de la calle y entre las sombras de la noche agrias disputas y pendencias, donde los devotos venían siempre á las manos, propinándose sendos bofetones, palos y farolazos que dieron con justicia origen á la fama legendaria que aún todavía conservan los Rosarios de la aurora.
Palabra del Dia
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