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Actualizado: 16 de junio de 2025
De esta suerte cantaba, sin mirar a nadie, morena, hermosa, como enajenada; parecía que lo que cantaba no fuese una canción, sino la realidad, y en todos producía una impresión de realidad. La tristeza invadía las almas, los corazones se llenaban de la nostalgia de algo desconocido y bello, la memoria evocaba algo que quizá no había existido nunca.
La clase social de las gentes enterradas en esta parte del cementerio sólo evocaba imágenes de lujo, de placer y de fiestas. Eran duquesas famosas por su hermosura, damas palaciegas que habían muerto en lo mejor de su edad, mujeres que gozaron sus épocas de reinado y adoración.
Se hacía sentimental, tierna, evocaba recuerdos, la autoridad de los recuerdos, que era siempre cosa sagrada, dulce, entrañable.... ¿Qué había pasado en aquella romería de San Blas?
Se adelantó hacia ella y dijo con dulzura: María... La joven se estremeció ante los recuerdos que evocaba en su mente aquel nombre pronunciado por su antiguo prometido. Todo el pasado desfiló por sus ojos. Vió la casa alegre y animada, á su madre dichosa, á su hermano mimado á pesar de sus locuras, y á ella sonriente ante un porvenir de felicidad.
Juan veía cerca de él la cara querida, los hermosos ojos soñadores que evocaba tan a menudo y en el silencio de aquel cuarto de enfermo, una profunda turbación lo invadió.
Al entrar en el Borne atrajo su atención la inmovilidad de varios paseantes que bajo la sombra de los copudos árboles contemplaban a unos campesinos detenidos ante el escaparate de una tienda. Febrer reconoció sus trajes, distintos de los usados por los payeses de la isla. Eran ibicencos... ¡Ah, Ibiza! El nombre de esta isla evocaba el recuerdo de un año remoto de su adolescencia pasado allá.
Si llega á enterarse de lo que es esta tierra cuando la riegan, nos la roban los ingleses, como nos robaron las islas Malvinas, que ellos llaman de Falkland. Rojas también evocaba el pasado, para lamentar la ceguera de sus abuelos y sus padres. Habían tenido el defecto de ser ricos en la época que aún no se habían creado las fortunas más grandes de la Argentina.
El Cid alanceaba toros, conforme; los caballeros moros y cristianos se entretenían en los cosos; pero ni existía el torero de profesión, ni a los animales se les daba una muerte noble y conforme a reglas. El doctor evocaba el pasado de la fiesta nacional durante siglos.
Háblame de El decía Leonora frotando su cabeza en el duro pecho del músico alemán, con el dulce abandono de la pasión saciada. ¡Cuánto daría por haberle conocido como tú!... Todavía le vi en Venecia: eran sus últimos días... estaba moribundo. Y evocaba aquel encuentro, uno de sus recuerdos más firmes y bien delineados.
Y el músico, no menos conmovido, evocaba sus recuerdos sobre Wagner. Lo describía tal como le había visto en su época de salud, pequeño, estrechamente envuelto en su paletó; de fuerte y pesada osamenta a pesar de su delgadez; inquieto como una mujer nerviosa, vibrante como un paquete de resortes y con una sonrisa amarga, contrayendo sus labios sutiles y sin color.
Palabra del Dia
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