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Actualizado: 15 de octubre de 2025


Es allí donde se hacen y deshacen ministerios, que no debieran tener su cuna ni su tumba sino en el seno de la opinion nacional. Y á decir verdad, hay casas entre las gentes de la Corte á donde las familias que se estiman no van jamas ó van muy rara vez y por necesidades de etiqueta.

Sentíase la frialdad de las viejas costumbres y la rigidez de los habitantes de provincia, la ley de la etiqueta, el desahogo, un gran bienestar material y el aburrimiento. El piso alto tenía vistas sobre cierta porción de la ciudad, es decir, humeantes techumbres, los dormitorios del convento vecino y los campanarios; y en aquella parte de la casa estaba la habitación en que fui alojado.

En esto se abrió un poco mi bata y hubo de descubrirse mi garganta: no mucho más que lo que en un baile o en una recepción de etiqueta se deja ver al público. El sonrojo y la turbación de mi amigo subieron entonces de punto. Pero ¡qué imaginación tan poderosa y tan socorrida la suya!

Mas de repente, cuando esta voz tomaba cuerpo y comenzaba a excitar en los ánimos el terror que infunde todo poder oculto y la indignación que inspira toda cobarde añazaga, levantóse otra voz contraria, que nadie supo nunca de dónde salía ni quién la atizaba, y que se extendió, sin embargo, por todas partes, con grandes visos de certeza, a la manera que esparce un pozo subterráneo por todos lados sus húmedas filtraciones... Díjose que en el fondo de todo aquello había tan sólo una intriga galante, que existía en el Juzgado un billetito concediendo una cita y que obraba también en poder del juez una prenda acusadora, perteneciente a la promovedora del crimen: una talma de pieles de castor, marcada por la parte de dentro con una etiqueta negra, en que con letras rojas decía: Worth.

Yo abandonaré esa sociedad. Opondré a todas mis conveniencias y a todas las pueriles vanidades de su etiqueta el silencio y la oscuridad de mi soledad.

Doña Lupe fue de la misma opinión, y Maximiliano pidió permiso para retirarse, siéndole concedido con otro coro de lamentaciones. El almuerzo tocaba ya a su fin. Fortunata se levantó para acompañar a su marido, y no hay que decir que, sintiendo el motivo, se alegraba de abandonar la mesa, por verse libre de la etiqueta y de aquel suplicio de las miradas de tanta gente.

¡Eran tan pobres! siguió diciendo Toledo . Tenían que mantener el boato de una corte, pues en los Estados pequeños, donde se vive como en familia, resulta preciso exagerar la etiqueta para que el príncipe sea respetado.

En el fondo de la bodega de embarque estaba el cuarto de las referencias, «la biblioteca de la casa», como decía Montenegro. Una anaquelería con puertas de cristales guardaba alineados en compactas filas miles y miles de pequeños frascos, cuidadosamente tapados, cada uno con su etiqueta, en la que se consignaba una fecha.

La corte estaba de etiqueta mayor, con siete túnicas y la cabeza acabada de rapar.

Yo conozco que la mesa es una hora de recreo para muchas personas: conozco que quien va á comer pagando su dinero, no debe ver nada que le repugne; esto es muy justo; pero del aseo á una etiqueta impropia; de la decencia al coquetismo; de un servicio decoroso á un servicio refinado y tonto; tonto, si no fuera otra cosa peor, hay una distancia que ninguna razon puede llenar.

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