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Y allí mismo estuvieron discutiendo sobre si el indio tenía ó no disposiciones para la escultura, si convenía fomentar dicha arte y se inició una general disputa que cortó D. Custodio diciendo que los indios tenían disposicion pero debían dedicarse esclusivamente á hacer santos.

No hay una ciudad que revele tanto como Valencia la lucha de siete siglos en que estuvieron tenazmente empeñadas dos razas y dos civilizaciones abiertamente opuestas.

Donde la intendenta le llevó mucha ventaja fue en la mímica: Anita era una consumada actriz, mientras el tío Manolo se movía poco y con trabajo en la escena. El acto de Lucía comenzó igualmente muy bien: los coros, contra lo que se esperaba, estuvieron bastante acertados: Rivera dijo sus primeras frases de indignación con buen éxito: el concertante tampoco salió mal.

Y ¿por qué he de ser yo el sacrificado? ¿No soy tan hijo suyo como ? Aquellos dos muchachos, que se querían entrañablemente, que jamás habían reñido por nada, ni de niños ni de mozos, estuvieron a punto de venir a las manos. Con todo transigían, todo lo aceptaban menos lo que pudiera significar despego hacia su madre.

Según las informaciones telegráficas de Santiago de Chile, el mes pasado han perecido allí setecientos niños de menos de un año, pero todo el horror de este hecho queda fuera de los arneses mentales del hispanoamericano, como estuvieron antes fuera del alcance de sus sentimientos la tortura, la servidumbre, la esclavitud, el despotismo, la ignorancia y la miseria consecutiva.

A las tres de la tarde, tuvieron por el sud-oeste el cerro del rio de Santa Cruz, que es una punta de tierra alta, toda árida, con un mogote alto á la punta. A las cinco estuvieron este-oeste, con dicho cerro, en catorce brazas de fondo de cascajo, á poco mas de dos millas de la tierra.

Y por el rostro de aquel hombre, que no parecía sensible más que a los cheques y talones, rodaban dos gruesas lágrimas. Reynoso se alzó y tambaleándose como un beodo salió de la taberna seguido de sus amigos. Cuando estuvieron en la calle se volvió hacia su cuñado y apretándole la mano dijo: ¡Tienes razón, Tristán, la vida es un asco!

Su mujer no se atrevió a decirle nada, reservándose para el día siguiente. Tenía bien preparado todo el discurso, que confiaba en pronunciarlo entero sin el menor tropiezo y sin turbarse. El 26 por la mañana entró D. Baldomero en el cuarto de su hijo cuando este se acababa de levantar, y ambos estuvieron allí encerrados como una media hora.

¿Ves que seria me pongo?... Es que me haces reír ... Vaya, te hablaré con formalidad. Estoy haciendo un ajuar. Vamos, no quiero oírte... ¡Qué guasoncita! Que es verdad. Pero. ¿Te lo digo? Di si te lo digo. Pasó un ratito en que se estuvieron mirando. La sonrisa de ambos parecía una sola, saltando de boca a boca. ¡Qué pesadez!... di pronto... Pues allá va... Voy a tener un niño.

Pero vamos a cuentas: todo eso es, como quien dice, soñado. Claro: ¿no has oído que me quedé dormida en el sillón?... Como que esos dos señores que estuvieron a visitarme, se murieron hace treinta años, cuando yo era novia de Antonio... figúrate... y García de los Antrines era muy viejo entonces.