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Actualizado: 11 de julio de 2025


Digo sólo que han sido oportunas, y ya es esto un gran mérito. También, yo, cuando escribo novelas, procuro ser oportuno, y si no lo soy, es porque no atino con la oportunidad.

Es decir... escribo... ayer escribí una esquela a Borrell para que me enviase cuanto antes un pantalón de patincour que me tiene hace meses por allá. Siempre escribe uno algo. Por lo demás, le contaré a usted. Yo no soy amigo de levantarme tarde; a veces hasta madrugo; días hay que a las diez ya estoy en pie. Tomo , y alguna vez chocolate; es preciso vivir con el país.

Antes resucitan con mis comedias los autores dijo el Poeta ; y para que conozcan todos vuesas mercedes esta verdad y admiren el estilo que llevan todas las que yo escribo, ya que se han levantado a tan buen tiempo, quiero leelles ésta.

Lo sabrá todo... Si no le escribo vaya usted a verla cuando tenga por conveniente, pero con preferencia el lunes... es el día que recibe... y así se perderá entre mucha gente... eso será menos violento para usted y para ella... ¡Pero es tarde! ¡Me voy!... ¡Hasta otro día! Y se separaron...

Yo he sufrido, es bien posible, llorado, aullado de dolor, y debo creerlo porque así lo he escrito. ¡Pero qué endiabladamente lejos está todo eso! Y tanto más lejos porque y aquí está lo más gracioso de esta nuestra historia ella está aquí, a mi lado, leyendo con la cabeza sobre la lapicera, lo que escribo.

1 Carísimos, yo os escribo ahora esta segunda carta, por la cual despierto con exhortación vuestro limpio entendimiento; 2 para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y de nuestro mandamiento, que somos apóstoles del Señor y Salvador; 3 sabiendo primero esto, que en los postrimeros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias,

Lo que me sucede en este acto, me ha sucedido siempre, y me sucede mientras se verifica en esa serie de fenómenos en este estado que llamo de vigilia; mas si sueño que escribo, aun cuando no me acontezca lo que suele, de no acertar á dirigir la pluma, de no ver bien claro, de confundirse todo, no me siento con ese ejercicio simultáneo de todas mis facultades, no reflexiono sobre el estado en que me encuentro; no me hallo con esa conciencia plena de lo que hago, con ese dominio de mismo, con esa luz clara y viva, que en el estado de vigilia se derramaba sobre todos mis actos y sobre sus objetos.

Pues na; con que yo no leer ni escribir: No es todo lo verídico, ¡hostia!, porque leer ya , aunque no del todo lo seguío que se debe. Como escribir, no escribo porque se me corre la tinta por el dedo... ¡Bah!, es la que se dice: los escribidores, los periodiqueros, y los publicantones son los que han perdío con sus tiologías a esta judía tierra, maestro».

Pero no hablemos de ridículo, no mentemos la soga en casa del ahorcado. Si el escritor insigne a quien Leporello moteja...» ¡Por Dios, García! exclamó Tristán avergonzado. ¡Déjame! Yo lo que escribo exclamó García con la misma voz vibrante, campanuda, con que leía su artículo. «Si el escritor insigne a quien...» ¡Pero García, eso es demasiado! ¿No comprendes?...

serías el primero en negar la verosimilitud de esta última transformación del abacero de marras; y yo quiero que no se dude de la realidad de mis personajes, sobre todo cuando escribo historia pura. Conque ármate de paciencia, y escucha, que yo procuraré ser breve y hasta entretenido.

Palabra del Dia

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