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Actualizado: 16 de julio de 2025
Serca de dos horas en este horno... Er comandante, porque soy español, me da siempre estos encargos. ¡Con lo que tengo que escribí en la comisaría!... Y salió apresuradamente, cruzándose con el abate, que volvía en busca de sus ornamentos para colocarlos uno por colocarlos uno por uno, bien contados y limpios, en los estuches de viaje. La banda de música tocaba su concierto matinal.
Como la Alavesa se trajo a Juanilla, que es prima hermana mía... y a mí me daba, vamos, tanta tristeza de ver corretear las columnas guiris por aquellos picachos adonde solo subíamos, con la ayuda de Dios, los mozos del país y las fieras de los montes... y en fin, que me moría de pena en aquella estación... le escribí una carta al señorito... aún vivía su madre, ¡en gloria la tenga Dios! y me recomendó a la Alavesa... y aquí me tiene usted, tan campante....
Por fin le escribí dándole cuenta de mi viaje y de las razones que lo habían motivado: se presentó inmediatamente y pareció como que se admiraba mucho de vernos, sintiendo y deplorando la conducta que habíamos observado.
El enfermo se incorporó en su lecho, y con cierta exaltación dijo al prestamista: «Amigo, ¿cree usted que mi tía, la que está en Puerto Rico, ha de dejarme en esta situación cuando se entere? Ya estoy viendo la letra de cuatrocientos ó quinientos pesos que me ha de mandar. Le escribí por el correo pasado. Como no te mande tu tía quinientos puñales pensó Torquemada.
11 Porque multiplicó Efraín altares para pecar, tuvo altares para pecar. 12 Le escribí las grandezas de mi ley, y fueron tenidas por cosas ajenas. 13 [En] los sacrificios de mis dones sacrificaron carne, y comieron; no los quiso el SE
Días ha que escribí y publiqué en la Revista Critica de Historia y Literatura un extenso artículo sobre el libro del padre Blanco García, que trata de las literaturas regionales de España y de las literaturas hispano-americanas en el siglo XIX. En tono muy cortés, pero mostrándose enojado y quejoso, el Sr.
Don Diego me habló, María... Contigo casarse intenta... Respondíle que tu gusto Era la primer licencia, 180 Y la segunda del Duque. Escribí, fué la respuesta No como yo la esperaba; Que darte dueño quisieran Estas canas, que me avisan 185 De que ya mi fin se cerca.
Colecciones de los diarios en que he escrito, eso sí: la colección de La Colmena, La Espada de Damocles, La Regeneración Porteña, El Gorro de la Libertad, etc., todos los diarios de que he sido redactor. ¿Pues bien, eh?... he necesitado alguna vez informarme sobre la pesca de los pengüines en la costa patagónica, cuando he sido ministro, ¿qué he hecho?... a La Espada de Damocles... registro la colección y en 1853 o 54, encuentro el artículo que escribí sobre la pesca de esos moluscos...
Ya sortaste la tuya, camará dijo Potaje . Deja que Plumitas siga explicándose, que lo que él dise es mu güeno. El bandido acogió con desprecio la interrupción del banderillero, al que tenía en poco por su prudencia en el redondel. Yo sé leé y escribí. ¿Y pa qué sirve eso?
Este valle favorecido por la proximidad de los Yungas, y que se encuentra á tres mil setecientas varas de elevacion, ostenta á un mismo tiempo en sus mercados todos los frutos de los paises frios, de los templados y de la zona tórrida. Escribí inmediatamente al gobierno, remitiéndole mis cartas de recomendacion.
Palabra del Dia
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