Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de junio de 2025
Para nuestro señor y dueño Ogul, cuyo palacio estais viendo á orillas del rio, y al cabo de este prado, que somos sus mas humildes esclavas.
Cada reina iba acompañada de sus damas de honor, que por lo regular eran esclavas jóvenes, mimadas de sus aristocráticas señoras, y a quienes éstas por vanidad engalanaban ese día con sus joyas más valiosas. Seguía a la corte el populacho de la tribu, con cirio en mano las mujeres y los hombres tocando instrumentos africanos.
La Sultana vieja seguía de lejos, y presidiendo la banda de sus lindas esclavas, la afanosa tarea de Híala y de Encirnún, y las vió, riéndose de su loca empresa, trasponer por entre las calles de negros árboles que daban entrada al bosque.
Parejas enlazadas y de paso lento desaparecían en las penumbras del jardín. Todas habían pasado por allí: artistas célebres de París, de Londres ó de Viena; hermosas snobs de los dos hemisferios; señoras del gran mundo, sonrientes como esclavas ante el potentado que podía saldar sus deudas con una firma. ¡Ah, las noches pompeyanas de Villa-Sirena!...
Dos esclavas de Italia la servían de rodillas. La más joven sabía alargar los ojos con el kohl, a la usanza turquesca. Llevaba aretes enormes y un turbante verde con listas gualdas y purpurinas. Era lánguida y rubia, como una virgen del Sanzio.
Contraria pero simultáneamente a la frase «Eres polvo,» le dijeron que el hombre es el rey de la tierra; las aguas de los mares y las arenas del desierto son llanuras francas a su actividad y su valor; las fieras de brutal poder, esclavas de su inteligencia; los metales, que como venas de fuerza y riqueza serpean por las entrañas de los montes, tesoros escondidos para que el trabajo los descubra y el sudor los fecunde; y hasta la mujer, arcilla divinamente modelada con los rasgos de la amante y la madre, es suya también, carne de su carne, hueso de su hueso.
Dejaba bienes a los hijos de sus esclavas, mestizos de otras razas, porque eran de su sangre y deseaba evitarles los sufrimientos de la miseria, pero les prohibía que usasen el apellido de su padre, el nombre de los Febrer, que se habían mantenido siempre puros de cruzamientos vergonzosos en su casa de Mallorca.
Ramiro sintió impulsos de salir al balcón y lanzar un denuesto contra aquel galancete, rubio como un extranjero, blanco y sonrosado como una hembra. No bien despabilada todavía, la guedeja en desorden, los ojos medrosos de luz, y desperezando, ora un brazo, ora el otro, Beatriz, sentada al borde del lecho, dejábase vestir por sus esclavas y doncellas.
Entonces las dos esclavas vuelven á sus aposentos si él se recoge en su harem, ó permanecen con él si se lo manda, y Zaryab se entrega á la deliciosa vision de las fantásticas imágenes que la poesía, la música, el amor y las libaciones de vino de palma y aromático Sahbá van produciendo en su exaltado cerebro hasta hundirse completamente en la nada del sueño.
Eran esclavas, con una servidumbre hipócrita disimulada por el cariño egoísta del esposo y la falsa dulzura del hogar. Así era el Imperio de Liliput, cuando siglo y medio después de la llegada del primer Hombre Montaña se inició la serie de acontecimientos históricos que acabaron por cambiar su fisonomía.
Palabra del Dia
Otros Mirando