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Actualizado: 12 de mayo de 2025
Sus principales edificios son la catedral, obra magnífica del grande Herrera, que no está terminada; la universidad, de formas elegantes y de gusto arquitectónico; la célebre iglesia de San Pablo, con sus lindísimos pórticos, su esbelta arquitectura y lujo de ornamentacion; los arcos de Benavente, el palacio Real y algunos otros.
Ahora, pobreza, desconfianza, menosprecio, olvido.... ¿Dónde estaban los amigos de mis padres? No quedaban más que dos: el bondadoso médico y el desgraciado dómine.... Me dí a pensar en los días felices de mi primer amor. Entonces surgió ante mis ojos blanca figura de mujer. Esbelta, pálida, vaporosa, ideal, aquella imagen querida venía a recordarme olvidados juramentos, promesas no cumplidas.
Tenía la hija del molinero de Riofrío figura arrogante y esbelta, y en sus movimientos había gracia inexplicable. Su rostro trigueño y sonrosado ofrecía ordinariamente expresión dura y hasta desdeñosa; pero era tan vivo, tan fresco, tan salado, que causaba en los hombres impresión placentera y picante al mismo tiempo.
No era la menos humilde, la menos bella y edificante, Pepa Frías. La mantilla negra iba admirablemente a sus cabellos rubios y a su tez blanca y sonrosada. Lo mismo decimos de Clementina Salabert, que era más esbelta, más delicada de facciones y que no le cedía nada en la tersura y brillo de la tez.
A ciertas horas del día hallaríasele invariablemente paseando por los boulevares con el cigarro en la boca balanceando su esbelta figura entre la muchedumbre; dirigiendo su mirada atrevida, escrutadora, a las bellezas que cruzaban cerca, inclinándose a un lado y a otro para ver mejor; a veces teniendo el paso y siguiéndolas con la vista largo rato. Es guapa esa barbiana, ¿verdá tú?
Hubo un delirio de palmas en la plaza; su figura esbelta y la singular corrección y delicadeza de sus facciones, cautivaron al público; las mujeres le clavaban codiciosamente los gemelos; se paseó triunfante en torno de la plaza recibiendo sonriente el aplauso de los tendidos.
La muchacha tendría quince o diez y seis años; era delgada, esbelta, con las mejillas doradas por el sol; los ojos brillantes, obscuros; el pelo rubio, de fuego, y la expresión entre asustada y salvaje. En las paredes del cuartucho había unos mapas, un barómetro, un reloj de barco y una brújula; se notaba que era la casa de un marino.
Y esta silueta, borrosa al principio, fué definiéndose rápidamente, permitiendo darme cuenta, primeramente, de la alta chimenea del ingenio, después, de la gallarda torre y esbelta cúpula de su iglesia, de las troneras de las azoteas y, en fin, de todos los principales detalles del edificio.
Entre ellas había ¡ay qué hembra! la más hermosa, la más alta, la más simpática, la más esbelta, la mejor vestida, la más señora. Debía de ser mujer de elevada categoría, á juzgar por su ademán grave y pomposo, y cierto airecillo de protección que á maravilla le sentaba.
El criado que debia servir nuestra mesa no estaba allí, y nos sirvió una hija de la casa, con amable y graciosa galantería. Es una jóven blanca, muy blanca, rubia, esbelta, flexible, de mirada apacible é ingénua. Seguramente no es francesa del Norte, debe ser de Tolon: es decir, de un punto que raye con Italia. Es un tipo perfectamente italiano.
Palabra del Dia
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