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Actualizado: 27 de julio de 2025
Sentía vergüenza y remordimiento viendo lo que sufría aquella mujer por haberse entregado a él. ¿Cómo remediarlo? Se sentía humillado; quería ser hombre fuerte, la mano enérgica que protege en el peligro a la mujer amada. Pero ¿sobre quién había de caer para defenderla?...
La segunda quincena de Febrero se fijó como tiempo máximo para la entrega de las armas. 2.a El dinero sería todo entregado á mi persona, entendiéndome con entera libertad con mis compañeros y demás revolucionarios. 3.a Antes de evacuarse Biak-na-bató por los revolucionarios filipinos, el Capitán General Sr.
Todavía la amaba, o si a usted le place, estaba celoso, tenía celos brutales, aquellos celos que significan la ofensa al sentimiento de propiedad y nada más. Pero ¿de qué podía acusarla? ¡No de haberse entregado a usted! Noticias tenía para estar seguro de que el más leve esfuerzo suyo para demostrarse bueno, una palabra de amor, una frase amable, habrían impedido que la Condesa fuera de usted.
De sus antiguas creencias, Gabriel sólo conservaba la idea de Dios creador con cierto escrúpulo supersticioso. Algo le desconcertaba la astronomía, estudio al que se había entregado con entusiasmo casi infantil, atraído por el encanto de lo maravilloso.
Hacía años que Luis no había visto las calles de Madrid a las nueve de la mañana. A esta hora comenzaban a dormir todos sus amigos del Casino; pero él, en vez de meterse en la cama, había cambiado de traje y se dirigía a la Florida, mecido por el dulce vaivén de su elegante carruaje. Al volver a su casa después de amanecido, le habían entregado una carta traída en la noche anterior.
41 Y vino la tercera vez, y les dice: Dormid ya y descansad. Basta, la hora es venida; he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores. 42 Levantaos, vamos; he aquí, el que me entrega está cerca.
Había una persona a la cual podía contar lo que sufría y lo dijo con tan sincero acento que casi llegó a imaginarse que él mismo creía en la sinceridad de su dolor. Sí dijo Antoñita, por lo mismo que he sospechado que estaba usted aquí entregado al dolor, he venido a suplicarle que venga a la sala. Iré. Deje usted solamente que se sequen mis lágrimas.
Redacté proclamas dirigidas á los pueblos, alocuciones á las tropas, y describí en un estilo lírico los grandes triunfos de los insurrectos sobre los soldados del gobierno, llamados «federales». Nunca, en mis escritos, dejé de establecer discretos paralelos entre las campañas napoleónicas y las de los caudillos á cuyo servicio me había entregado. Conocía bien á mi gente.
»Sí, señora; le he visto, le he abrazado... porque el escrito que le he entregado en la prisión y que le ha devuelto la libertad, él mismo lo ha traído, porque no ha cesado de velar por la felicidad de usted. »¿Dónde se encuentra? ¿Por qué nos ha abandonado? ¿Por qué ese silencio, ese misterio en su destino?
A un sostenido redoble salió el munícipe, y todos juntos y al compás de un paso doble, se dirigieron á la Casa Real en la que juraron sus cargos ante el Alcalde, los electos á quienes les hizo comprender en un pequeño discurso sus deberes, después de haberles entregado los bastones y bejuquillos, símbolos de sus empleos.
Palabra del Dia
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