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Actualizado: 3 de septiembre de 2025
Ben-Ganyah es vencido: el emperador castellano entra triunfante en la ciudad de tantos amires: dá un gobernador ó alcalde á los cristianos para que sean regidos con justicia segun sus propias leyes . ¡Mas ay, que los jactanciosos nazarenos han violado el gran templo del Islam atando á sus columnas sus fatigados caballos y poniendo sus atrevidas manos en el sagrado Mushaf! ¡Así que el castellano vuelva la espalda pagarán aquella insolente profanacion los cristianos cautivos ; y los caballeros de ese altivo emperador que puedan ser atraidos bajo un falso seguro, serán cargados de cadenas!
ISIDORA. ¡Una hora! =(Con pena.)= Sesenta minutos me separan de la presencia de ese bruto. No le puedo apartar de mi imaginación. Es una pesadilla que me atormenta noche y día. ¡Cuándo despertaré de ese hombre!... Me parece que le veo entrar esta noche como todas. «Buenas noches» , buenas noches. «¿Dónde has estado? Tú has salido...». Aquí de mi talento para inventar cosas. Yo no he gustado nunca de decir mentiras; pero desde que vivo con él me he adiestrado de tal modo en ellas, que las suelto sin pensar; se me ha desarrollado un talento para mentir... Pues te diré. Entra él; como entienda que he salido sin su permiso. ¡María Santísima!
Adivino sus nuevas preguntas, gentleman. Quiere usted saber para qué sirve nuestra flota, y yo le diré que para lo mismo que sirve nuestro ejército. La juventud entusiasta, que no gusta de los uniformes de las tropas terrestres y desea viajes y aventuras, entra á prestar sus servicios en las tres escuadras de nuestra Federación ó en la flota aérea.
La idea de adicion hecha in facto, es decir la de suma, entra en la idea del dos; mas nó la adicion in fieri. Tenemos de este número una idea clarísima, sin pensar en uno mas uno, sucesivamente. Esta percepcion tiene por objeto la relacion de las cosas reunidas; el entendimiento las percibe como tales, y solo entonces tiene idea del dos.
La persona que había llamado, estremecida sin duda por aquella voz, tardó un instante en contestar. Soy yo, Gonzalo dijo al cabo con voz débil. ¡Ah! dispensa, Cecilia. Entra replicó el joven dulcificándose de pronto. Su cuñada abrió la puerta, entró, y la cerró después con cuidado. Venía a saber cómo estabas, y al mismo tiempo a decirte que si quieres la limonada ya la tienes hecha.
En ese congreso entra Rothschild, y todos los reyes se levantan y se destocan, menos el de Holanda, que era el único que no le debía.
Tenía que hablarle... ¡Santo Cristo de Burgos, cortinas verdes!... A buenas horas nos entra la fineza... El demonio que te entienda, chica, ¡ahora clamas por tu marido! Para lo que ha de servirte, más vale que no parezca por acá en mil años. Es que le tenía que hablar. No ha estado aquí desde anoche.
¡El duque de Osuna! ¡Dios mío! ¡pero esto no puede ser! ¡no, no, señor, vos me engañáis! ¡el duque de Osuna, cómo había de reparar en mí! ¿Conoces tú al duque de Osuna? Le he visto entrar muchas veces en casa. Y yo te he visto á ti muchas veces, y me he enamorado de ti. ¡Oh Dios mío! Entra un tanto, que me voy á dar á conocer de ti.
Por el mismo tiempo Virginio se encamina á Roma á cuidar de ciertos negocios, y deja á su hija en un convento; pero se escapa de él, y, disfrazándose de paje, entra al servicio de su fiel amante, para apartarlo de sus amoríos con Clavela.
Ya esta escena se le iba haciendo familiar, cuando al cuarto día entra al estudio y en vez de hallar sus súbditos haciendo ensayos caligráficos, los encuentra nada menos que parados al lado de la puerta como jugando a quien le abordaba primero.
Palabra del Dia
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