Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de junio de 2025
Entonces, como ahora, todo cuanto se produzca escrito en castellano, vendrá a enriquecer el tesoro literario español, y, si vale algo, será recibido, no con celosa envidia, sino con satisfacción y con júbilo por todo el que se precie de español y sienta en el alma el amor de la patria grande, o sea de la casta.
Ella tenía genio, sabía comprar, sabía vender, pero ignoraba el arte de guardar, que es el arte de enriquecer. A la escasez se unían las continuas reyertas domésticas para abatir más el espíritu de la pobre viuda de Peralvillo y poner su estómago más dolorido. Un hecho importante ocurrió poco después de la ruina. No lo pasemos en silencio por lo mucho que a ambos favorece.
Puede afirmarse que exceptuado el Greco, ningún otro artista contribuyó a enriquecer la paleta de Velázquez.
GOBERNADOR. Señora autora, ¿qué poetas se usan ahora en la Corte, de fama y rumbo, especialmente de los llamados cómicos?; porque yo tengo mis puntas y collar de poeta, y pícome de la farándula y carátula. Veinte y dos comedias tengo, todas nuevas, que se ven las unas a las otras; y estoy aguardando coyuntura para ir a la Corte y enriquecer con ellas media docena de autores.
Fué uno de los próceres más ilustres que honraron á Sevilla el Duque de Alcalá D. Perafán de Rivera, el cual por la calidad de su extirpe, por el trato con los más doctos varones de su época y por su cargo de Virrey de Nápoles no pudo sustraerse al influjo cultísimo de su época, y al de la región privilegiada en que ejerció su mando, así es que al morir, según el dicho de Zúñiga «dejó lleno el mundo de su fama» y nosotros podríamos añadir que también su palacio de Sevilla con no pocos testimonios de su cultura y de su amor por las memorias artísticas del pasado, cuidándose de enriquecer con ellas su morada; y así no es extraño, que, tomando tan noble ejemplo sus sucesores, hubiesen emulado en atesorar en la misma infinitos objetos de valía inapreciable para la historia y para el arte.
Entonces comenzó la historia del poderoso Sánchez Morueta, aquella transformación de cuento mágico, atropellándose los negocios fabulosos, las caricias de la buena suerte, como si les faltase tiempo para enriquecer á aquel hombrón que veía llegar los millones sin el más leve estremecimiento en su rostro impasible. Se apoderó rápidamente de la montaña.
Mas como el interés no tiene freno, ni gobierno, ni leyes con que regularse, algunos que tenían una insaciable codicia de enriquecer, empezaron á cargar de modo á los nuevos súbditos, que eran insufribles á su pobreza; y no satisfechos con eso, les quitaban los hijos á las madres para servirse de ellos; por lo cual, amotinándose algunos indios, se rescataron y libraron de aquellos maltratamientos, con muerte de sus señores; y de allí á poco fué común el motín en todos los indios, hasta que por orden del virrey del Perú, D. Francisco de Toledo, se mudaron á otra parte los españoles, fabricando la ciudad de San Lorenzo, cabeza de la provincia de Santa Cruz, cincuenta leguas más al Occidente.
La poesía, señor hidalgo, a mi parecer, es como una doncella tierna y de poca edad, y en todo estremo hermosa, a quien tienen cuidado de enriquecer, pulir y adornar otras muchas doncellas, que son todas las otras ciencias, y ella se ha de servir de todas, y todas se han de autorizar con ella; pero esta tal doncella no quiere ser manoseada, ni traída por las calles, ni publicada por las esquinas de las plazas ni por los rincones de los palacios.
No se crea, por lo expuesto, que yo apruebe sólo la imitación de lo antiguo y que repruebe en absoluto la de lo moderno y extranjero. Lo único que repruebo es la carencia de discernimiento y la sobra de idolatría servil en esta imitación. Convengo en que se puede y hasta se debe enriquecer la literatura propia con lo mejor que se halle en los autores contemporáneos de otras naciones.
La industria, al enriquecer al país, corrompía las aguas puras y cristalinas de la época pastoril. El doctor recordaba la miseria de los peones de las minas, que les hacía huir de las fuentes de la montaña, porque sus aguas abren el apetito y facilitan la digestión. Preferían el líquido rojo é impuro de los lavaderos porque, ensuciando su estómago, hacía menos frecuente el hambre.
Palabra del Dia
Otros Mirando