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Actualizado: 27 de junio de 2025


¿Estás enamorada, Dorotea? No lo . Esa contestación me asusta. Y ¿por qué? Cuando una mujer no ve claro en su corazón... Prueba que está ni dentro ni fuera. Te creo demasiado dentro. Puede ser. ¿Me hablarás la verdad si te pregunto? Nunca os he engañado, me servís de padre. Padre que ahora hace bien poco por ti. Vos habéis hecho cuanto podíais por .

¿Y lo eres también? dijo levantándose de la silla y viniendo a sentarse a su lado. ¿Yo? exclamó Reynoso pasándole el brazo por detrás de la cintura . ¡Yo estoy gozando de un cielo anticipado! Dios no tiene ya nada que darme cuando me muera. Porque me han dicho... me han dicho... que no te vas de buena gana a vivir a Madrid. Pues te han engañado.

Caía la tarde, y la obscuridad reinaba ya en torno del infeliz tacaño, cuando éste oyó claro y distinto el grito de pavo real que Valentín daba en el paroxismo de su altísima fiebre. «¡Y decían que estaba mejor!... Hijo de mi alma.... Nos han vendido, nos han engañadoRufina entró llorando en la estancia de la fiera, y le dijo: «¡Ay, papá, qué malito se ha puesto; pero qué malito!

Me pasa que me has engañado, que me prometiste hacerme servir á las órdenes de uno de los más grandes capitanes del reino y en su lugar buscas para capitán de la Guardia Blanca á ese alfeñique vestido de terciopelo, con sus ojillos llorosos y que por lo flaco y desmedrado parece no haber comido en tres días.... ¡Hola, con que ahí es donde te duele!

Aquel tiro de Mesía, del que tenía la culpa la Regenta, rompía la tradición pacífica del crimen silencioso, morigerado y precavido. «Ya se sabía que muchas damas principales de la Encimada y de la Colonia engañaban o habían engañado o estaban a punto de engañar a su respectivo esposo, ¡pero no a tiros!». La envidia que hasta allí se había disfrazado de admiración, salió a la calle con toda la amarillez de sus carnes.

No obstante esas confesiones retrospectivas, desagradables siempre para el que ha vivido engañado, aún con la más arcangélica buena voluntad, con todo me he reído buenamente. ¡Ah, mi hijo! ¡No puedes figurarte lo horrible que es para una madre el pensamiento de que su hijo pueda estar rabioso! Cualquier otra cosa...¡pero rabioso, rabioso!...

Esto no marcha... Los demás se quejan de calor; dicen que cada vez pica más el sol, y yo tiemblo si me quito la manta... Y lo que me da más rabia es que el médico, don Carmelo el oficial y otros me miran como si les hubiese engañado, y dicen que si llegan a saber esto no me dejan embarcar, porque allá en Buenos Aires no quieren enfermos... Pero señor, ¡si yo me embarqué sano y bueno!, ¡si es este maldito mar que no me prueba!...

Malo y horrible era haber lastimado el alma de don Braulio por la satisfacción de verse idolatrada, según ella suponía; pero era peor y más horrible el haber motivado la tragedia por una vanidad sin fundamento; por haberse engañado ella a misma, creando en su fantasía una adoración y un amor que eran para otra mujer y no para ella. Beatriz se mordió los labios de vergüenza y de despecho.

He sido engañado de la manera más cruel y más infame... haciéndoseme el motivo de la burla y de la risa de toda la sociedad, por quien calculaba que yo valía en plata más de lo que puedo tener... y no una vez. ¡Olvídese, don Ricardo!...

ASTOLFO. Comienzo a tener dudas. Vos veis mejor que yo, conde. EL CONDE. Además, la noche es obscura, ¿verdad? ASTOLFO. , muy obscura. EL CONDE. ¿Ves? Y cuando está obscuro, es muy fácil equivocarse. ASTOLFO. , es muy fácil. ¡Decididamente, no es el duque! EL CONDE. ¡Pobre duque! ¡Ser engañado tan cruelmente en su misma noche de bodas!

Palabra del Dia

cabalgaría

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