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Actualizado: 19 de junio de 2025
-Peor será esto que los molinos de viento -dijo Sancho-. Mire, señor, que aquéllos son frailes de San Benito, y el coche debe de ser de alguna gente pasajera. Mire que digo que mire bien lo que hace, no sea el diablo que le engañe. -Ya te he dicho, Sancho -respondió don Quijote-, que sabes poco de achaque de aventuras; lo que yo digo es verdad, y ahora lo verás.
Remátense las escenas con sentencia, Con donaire, con versos elegantes, De suerte que al entrarse el que recita No deje con disgusto al auditorio En el acto primero, pongo el caso; En el segundo enlace los sucesos, De suerte que hasta medio del tercero Apenas juzgue nadie en lo que para. Engañe siempre el gusto, donde vea Que se deja entender alguna cosa De muy lejos de aquello que promete.
Y si el respeto á la justicia no fuese la piedra angular de la sociedad iríamos á parar en la anarquía. Por eso es imposible admitir que la justicia se engañe. El litigante que sucumbe después de agotar todos los medios del procedimiento, tiene veinticuatro horas para maldecir á los jueces; después debe someterse.
No sabía yo lo que era amor. Ahora lo sé: no hay nada más fuerte en la tierra y en el cielo. ¿Qué no haría yo por D. Luis? Y él por mí nada hace. Acaso no me ama. No, D. Luis no me ama. Yo me engañé: la vanidad me cegó. Si D. Luis me amase, me sacrificaría sus propósitos, sus votos, su fama, sus aspiraciones a ser un santo y a ser una lumbrera de la Iglesia; todo me lo sacrificaría.
Que conste... Yo la perdí... sí... que conste también; es preciso que cada cual cargue con su responsabilidad... Yo la perdí, la engañé, le dije mil mentiras, le hice creer que me iba a casar con ella. ¿Has visto?... ¡Si seré pillín!... Déjame que me ría un poco... Sí, todas las papas que yo le decía, se las tragaba... El pueblo es muy inocente, es tonto de remate, todo se lo cree con tal que se lo digan con palabras finas... La engañé, le garfiñé su honor, y tan tranquilo.
Juanito, eres un imbécil dijo el avaro con los labios trémulos por la rabia, erizándosele el bigote de cepillo . Siempre creí que en tu carácter había más de tu padre que de mi hermana, y por eso te quería; pero ahora veo que me engañé.
El primer engaño es obra de un escudero, que, disfrazado de viudo, se burla de un mercader. A éste sigue otro con personajes muy diversos. El dios Cupido se enamora de la princesa Grata Celia, pero no encuentra ocasión favorable de visitarla, y resuelve, en consecuencia, engañar á Apolo, para que éste engañe á su vez al rey Totebano.
Pero si usted escribe bien, y si ha de escribir mejor, y si ha de ser, pues no creo que me engañe la simpatía, uno de nuestros más fecundos y amenos ingenios, ¿qué importa que yo hable mal de los catorce sonetos compuestos por usted en algunas horas de extravío?
Deseo hacerte comprender las vacilaciones de mi espíritu, y de qué suerte, con incesantes alternativas, paso de la tranquilidad apacible al dolor desesperado. Nunca engañé, ni ofendí, ni robé, ni herí a nadie. En nada de esto pequé ni tengo de qué arrepentirme. En ocasiones, la fe perdida renace en mí.
Quiero decir que a mí no hay mujer que me engañe». Fortunata tuvo miedo y Nicolás aproximó más el sillón. Aunque estaban solos, ciertas cosas debían decirse en voz baja. «Vamos a ver, ¿quién fue el primero?» preguntó el presbítero llevándose la mano tiesa a la boca, porque con la pregunta querían salir también ciertos gases.
Palabra del Dia
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