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Actualizado: 2 de octubre de 2025
Pero antes de que pudieran repetir el golpe brilló la espada de Simón, y uno de sus enemigos cayó atravesado de parte á parte. ¡Adelante! ¡Seguidme, y á ellos! gritó Simón, y abriendo de par en par la puerta se lanzaron los tres ingleses fuera del cuarto, atropellando violentamente á dos hombres que hallaron á su paso y bajando las escaleras á toda prisa.
60 Y bendijeron a Rebeca, y le dijeron: Nuestra hermana eres; seas en millares de millares, y tu generación posea la puerta de sus enemigos. 61 Se levantó entonces Rebeca y sus doncellas, y subieron sobre los camellos, y siguieron al varón; y el siervo tomó a Rebeca, y se fue. 62 Y venía Isaac del pozo del Viviente que me ve; porque él habitaba en la tierra del mediodía;
Este desastrado fin tuvo Roger de Flor de edad de 37 años, hombre de gran valor, y de mayor fortuna, dichoso con sus enemigos, y desdichado con sus amigos, porque los unos le hicieron señalado y famoso Capitan, y los otros le quitaron la vida.
Los tiros no eran para mí. ¿Qué enemigos tengo yo? ¿Quién puede querer mal á un pobre piloto que no ve á nadie?... ¡Guárdate! Tú sabrás tal vez de dónde viene eso: tú tratas muchas gentes. El capitán adivinó que se acordaba de las aventuras de Nápoles y de aquella proposición vergonzosa guardada como un secreto, relacionándolo todo con la nocturna agresión.
Pasaban los grupos de airosas hilanderas con un paso igual, moviendo garbosamente el brazo derecho, que cortaba el aire como un remo, y chillando todas á coro cada vez que algún mocetón las saludaba desde los campos vecinos con palabras amorosas. Roseta marchaba sola hacia la ciudad. Bien sabía la pobre lo que eran sus compañeras, hijas y hermanas de los enemigos de su familia.
Sin duda por ser tan famoso se encarnizaron mas contra él los enemigos de la fé cristiana, los cuales completamente lo arrasaron. Las religiosas que en él moraban huyeron á la ciudad, y allí se recogieron en una casa que tenian, pared por medio con la iglesia de S. Cipriano.
Estaba incapacitado para morir a manos de los hombres. Una noche le hallaron medio desnudo en un desván del hospital buscando salida para salir al tejado. Dos días después dio de puñadas al cirujano, y frecuentemente se arrojaba del lecho para correr por la sala injuriando a imaginarios enemigos, sólo vistos de su extraviado entendimiento.
Al registrarlo en presencia del juez, encontraron que debajo de sus ropas llevaba el cuerpo cubierto de plumas de avestruz. Jaramillo hacía lo mismo. Era un secreto de su padre el brujo; el mejor medio para vencer en agilidad á los enemigos. Le dió rabia ver cómo reía el juez ante tal descubrimiento.
Un cordobés, que no pudo mirar con sangre fria la entrada de los enemigos, hirió á Dupont desde uno de los balcones de su casa; encendiéronse mas y mas en ira los franceses; y saquearon templos, palacios, edificios privados, oficinas públicas, cuanto podia satisfacer su sed de oro y de pillage.
El apoderado, a cada una de sus proezas, gritaba puesto de pie, increpando a invisibles enemigos ocultos en las masas del tendido: «¡A ver quién se atreve a decir algo!... ¡El primer hombre del mundo!...» El segundo toro que había de matar Gallardo lo llevó el Nacional, por orden suya, con hábiles capotazos, hasta el pie del palco donde estaba el traje azul y la mantilla blanca.
Palabra del Dia
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