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Actualizado: 23 de julio de 2025
No sabía qué hora era; pero el hambre le hizo comprender que era hora de almorzar. Abrió la puerta, dirigiendo una mirada á lo largo del pasillo y á lo profundo de la escalera, y el primer objeto que encontraron sus ojos fué la figura de doña Paulita que subía lentamente. ¿Ha descansado usted? le preguntó con voz menos nasal é impertinente que de ordinario. Sí, señora: muchas gracias.
Cuando los españoles llegaron al Archipielago Filipino, encontraron que sus habitantes de raza malaya llamados Indios, tenian sus alfabetos y su manera de escribir própia.
Por último, Godfrey volvió la cabeza hacia Nancy y sus ojos se encontraron y quedaron fijos sin que el uno ni la otra hicieran ningún movimiento. Aquella mirada tranquila y recíproca del marido y de la esposa que tienen confianza mutua, era como el primer momento de reposo o de seguridad después de una gran fatiga o de un gran peligro.
La población enarboló bandera de parlamento; y el ejército, con el general al frente, entraba en la ciudad. Por más que Martín y Bautista preguntaron en todas las casas, no encontraron a Catalina. Las últimas aventuras LOS RECI
En cuanto a Massareo y su tripulación, esperaron el día en la misma posición, es decir, con la nariz pegada al suelo, y únicamente cuando el sol estuvo bien alto se atrevieron a levantar la cabeza; pero como no habían maniobrado durante aquella noche terrible, se encontraron varados sobre la costa de Conil, enfrente del faro de señales.
Y el recién llegado hablaba y hablaba, para satisfacer su curiosidad ansiosa de novedades. En la terraza del fumadero encontraron a todos los Kasper sentados a una mesa gravemente, como si celebrasen un consejo de familia. Frente a Nélida estaba un mocetón alto, tostado por el sol y de mirada dura. Maltrana pasó rápidamente mirando a otro lado, cual si quisiera evitarse saludos y presentaciones.
Encontraron uno que parecia rio, por cuyas orillas subieron, y á cosa de una legua ya no habia mas que señales de que por allí corria hasta aquella entrada del mar algun arroyo de agua en tiempo de lluvias, ó al derretirse las nieves, aunque entonces estaba totalmente seco, por lo cual se reconoce ser fabuloso el rio que en esta bahia pintan algunos en sus cartas, ni se halla agua dulce, ni leña, ni árbol alguno.
I esto consistia en que encontraron el reino con grandisima miseria, i que ellos en vez de repararla, ocupados en las conquistas gastaban lo poco suyo, i á mas lo mucho ajeno que sacaban de los judíos conversos, castigados por el tribunal que componian los lobos i demás bestias feroces i carniceras que andaban por el mundo encubiertos con las apariencias de hombres.
Al tiempo de marchar mandé 50 hombres de fusil y lanza, á las órdenes del teniente D. Francisco Barros y un práctico, á recojer 36 caballos, que por flacos habiamos dejado hácia el Rio de los Sauces; y á poca distancia por la costa del rio encontraron un perro de los indios y varios rastros de caballos.
Recordaba por su arrogancia la estatua de Diana cazadora que se admira en el Museo del Louvre; pero esta arrogancia estaba templada por unos grandes ojos negros de suave y afectuosa expresión. Era a la vez Diana y Clorinda la heroína del poema del Tasso. Los ojos de los futuros esposos se encontraron y brillaron con alegría. A Tristán se le disipó repentinamente su mal humor.
Palabra del Dia
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