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Este mundo incierto, mentiroso, no es para . Telón corto. Sala locutorio en San José de la Penitencia. Puertas laterales, al fondo un ventanal, de donde se ve el patio. DOROTEA. Ha llegado hace un rato: en el despacho con la Superiora y la Hermana Contadora. EVARISTA. Allí le encontrará Urbano. Mientras ellos hablan allá, cuénteme usted, Hermana Dorotea, lo que hace, piensa y dice la niña.

Doña Lupe encendió luz en el cuarto de Maximiliano, y empezó a observar. «¡Si encontrara alguna carta! pensó . ¡Pero quia! Ahora recuerdo que me han dicho que esa tarasca no sabe escribir. Es un animal en toda la extensión de la palabra». Registra por aquí, registra por allá, nada encontraba que sirviera de comprobación a la horrible noticia.

Por eso me atreví a decirle a Raquel un día en que ponderaba el sacrificio que había hecho casándose con él, y la tristeza de consagrar su juventud a cuidar a un anciano achacoso: Vamos, tenga usted paciencia, que eso no durará mucho. Al fin se encontrará usted joven y con una buena fortuna. , , eso me decían mis amigas al casarme; pero va durando demasiado.

Pero entendámonos, niña mía añadió la vizcondesa ; si consigo expedirlo para Chicago, ¿puedo estar segura de que encontrará buena acogida por su parte de usted, no es eso?

Ford, el secretario del muerto, hombre joven, como de treinta años, alto, atlético, completamente afeitado, asomó la cabeza, pero como nos encontrara conversando, se retiró en el acto. La señora Percival ya lo había interrogado, pero ignoraba completamente para dónde había partido Mabel.

El pobre Lázaro estaba tan turbado, que se le figuraba que aquella persona era una aparición, un ser enviado del cielo para ampararle en aquellos apurados momentos. Esperaba verla desaparecer al concluir su misión, y la miraba con ese estupor silencioso que causa lo sobrenatural y desconocido. No tenía antecedentes de aquella joven, ni había sospechado que existiera y se encontrara allí.

En aquel aislamiento original y terrible, sin duda había caído sobre ella la maldición que atrajo Eva en castigo del primer pecado. Tal vez formaba parte de la expiación de sus faltas, que en el momento en que más falta le hacía la ternura intuitiva y los cuidados de su sexo, sólo se encontrara con las caras indiferentes de hombres egoístas.

El pensamiento, recorriendo todas las caras del tema, iba de las cosas más sutiles a las más triviales. «Me tengo que hacer una falda enteramente igual a la que llevaba ella... lo mismito, con aquel tableado; y si encontrara tela igual... La verdad es que tiene la mona un aire de señorío y de... de... ¿de qué?, de majestad, ... ¡Bah!, esto es idea, idea nada más de los que la miran, porque con aquello de que es ángel... A saber si lo es realmente, que las apariencias engañan...».

No esperaba menos de usted... El segundo inconveniente que tendríamos que dominar es la convicción en que debe estar Fabrice de que si sobrevive le encontrará siempre entre su mujer y él... porque ha de estar creyendo que ella y usted aguardan su muerte para efectuar un matrimonio... Pues bien, el único medio de desengañarlo es volver a nuestro antiguo plan de casamiento con Ketty, poniéndolo por obra en el más breve período de tiempo posible. ¿Consiente usted?

Pero dejando a un lado alabanzas, diré en cifra y resumen, que Acevedo, lo mismo que Carvallo, quiso llevarlo todo por la tremenda, y que prevenidos a tiempo mis dos escuderos, que andan siempre alerta y ojo avizor, aun antes de que Acevedo y Tiburcio desenvainasen las espadas, se apoderaron de Acevedo, y con el auxilio de Teletusa y de vuestro doncel, le ataron chistosamente abrazado a la vieja Claudia y traspusieron con ellos al desván, donde se los encontrará el Sr.