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Actualizado: 27 de junio de 2025
¿Y ese usted? ¿ese encogimiento...? Yo... yo soy siempre la misma: siempre contenta, siempre amándole a usted, siempre dando gracias a Dios por el bien que me ha hecho... Me parece, Amparo la dije conmovido que sufres, que no eres feliz, que estás contrariada.
Es más: hasta notaba cierto encogimiento humilde en los representantes de la religión cuando se encaraban con la ciencia; un deseo de agradar, de no ser rechazados, de infundir simpatía con soluciones conciliadoras para que el dogma no quedase en tierra privado de asiento en aquel tren de rapidísima marcha que llevaba a la humanidad hacia el porvenir con el vértigo de los nuevos descubrimientos.
En el primer momento la fisonomía del Príncipe Zakunine había permanecido sin expresión; parecía que éste no hubiera oído, o que no hubiera comprendido; pero, poco a poco, una amarga e irónica contracción de los labios, un encogimiento de las cejas sobre los ojos de pronto hundidos y casi risueños, animados por una risa casi dolorosa, revelaron la sensación de estupor, de incredulidad y en cierto modo de diversión, que tan inopinado cargo despertaba en su ánimo.
De pronto tuvo Miguel la certeza de algo que había presentido desde que entró allí, ó mejor aún, desde que se cruzaron sus miradas en el cementerio. La vió medio incorporada en sus almohadones, con un encogimiento felino, como si fuese á saltar sobre él. Era el ímpetu reconcentrado de la bestia hermosa y segura de su fuerza que no puede esperar ni conoce el disimulo.
Los había visto mucho más grandes en las pescas de alta mar; pero con un encogimiento imaginativo, suponía que la lámina azul del estanque era toda la masa del Océano, los pedruscos del fondo montañas submarinas, y él, aplastando su personalidad, se hacía del tamaño de las pequeñas víctimas que bajaban hasta los tentáculos devoradores.
Al notarlo, dijo don Sabas descomponiéndose un poco: Y si todos hubiéramos sido tan cernícalos como tú, ¿qué hubiera sido de ti, si no hoy, mañana, cuando el hambre y el frío te acometieran? Otro encogimiento de hombros por respuesta, como si tampoco hubiera cruzado señal de semejante idea por el meollo de Pepazos.
Y en la frente, la severidad y la majestad de la virtud, la conciencia de sí misma. Me saludó con encogimiento, y me estrechó la mano con efusión. Le conozco a usted, me dijo con la voz trémula; le conozco a usted mucho, aunque nunca le he visto hasta ahora. Yo también le conozco a usted, le contesté, encantado por lo simpático de su mirada, de su espontaneidad, de su palabra.
Conservaba cierto encogimiento, cierta cortedad en el gesto y en las maneras; aún vestía el modesto uniforme, vestidos tristes, estrechos, raídos en el cuerpo por el roce de los pupitres y deformados a la altura de las rodillas por las genuflexiones sobre el pavimento de la capilla del convento.
¡Oh! ¡Costa!... ¡Buen muchacho!...No cabe duda que tiene felices disposiciones. Cuando se le quite ese encogimiento natural del que principia será un verdadero artista. Hay algunos pormenores en su grupo dignos de llamar la atención... ¿Pero ha visto usted el Titiritero de Suárez? ¡Qué admirable! ¿verdad? ¡Qué expresión! Es la obra de un maestro.
El sol se elevaba. Entramos en plena campiña; dejé de reconocer los lugares que cruzábamos; vi rostros nuevos; mi tía me contemplaba con bondadosa mirada. La fisonomía de Agustín estaba radiante; yo sentía, tanto encogimiento como pena.
Palabra del Dia
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