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Actualizado: 24 de junio de 2025
Yo sabía quién tú eras, he influido en que vengas por aquí; puedo asegurar que invisiblemente te he guiado para llegar adonde no llega nadie sin nuestra venia, y encargando a mi fámulo el disimulo, le ordené que te aguardase en el soto, como, en efecto, lo hizo. No fue una sola vez, sino varias, las que tuvo Morsamor diálogos por el estilo con el sabio viejo.
Se encargó de la educación de su sobrino, hizo devolver a su hermana una parte de los bienes que le fueron confiscados durante la emigración, y la pobre condesa de V * murió bendiciéndole y encargando a su hijo que le obedeciera ciegamente.
La duquesa tuvo alguna sospecha de Mme. de Genlis, y la despidió de su servicio, encargando al mismo tiempo a Mme. de Roys fuese a un convento de Suiza en busca de la señorita de Orleans, donde se encontraba recogida. Esta princesa, conocida después por el nombre de madame Adelaida, era muy joven, hermosa y excelente de corazón.
Entonces, voy a escribir encargando para ti unos a la ciudad. Bastará que me des la medida. Sí... ¿quieres? ¡mi querido, mi buen Juan!... Y de pronto, soltando su brazo, se adelanta algunos pasos y grita: ¡Atrápame! Y huye como el viento. Juan se pone a perseguirla; pero está fatigado y no puede alcanzarla.
Enlució las paredes, las enjalbegó, aplanó el suelo y le cubrió después con una primorosa estera de palma, que al efecto tejió, encargando a la tía María el sencillo ajuar correspondiente.
Hizo el recién venido al diplomático mudas señas de que no se molestase, y renegando Robinsón por lo bajo, volvió a su observatorio, encargando disimuladamente al señor Pulido que saliese a repetir a los criados la rigurosa consigna. Mas temeroso este de que le usurpara su puesto el intruso, hízose el desentendido, dejando abierta la puerta a la mayor calamidad que por ella pudiera entrarse.
Allí están los dos primos, a la misma hora, infaltables, ya alegres, ya decaídos, según el número que marca la tiza; ayer en la primera rueda la fortuna les sonrió, hoy se les muestra huraña. ¡Mañana será! Y el mañana no llega, parece no querer llegar nunca. Después de las cuatro se marchan, encargando a Rocchio mucho ojo; no hay que dejar pasar el cuarto de hora de la suerte.
Es un angelito, como dicen las viejas añadió maliciosamente Juncal, que parecía gozarse en la cólera del hidalgo ; sólo que angelito hembra. A estas cosas hay que resignarse; no se inventó el modo de escribir al cielo encargando y explicando bien el sexo que se desea.... Otro espumarajo de rabia y grosería brotó de los labios de don Pedro. Juncal rompió a reír, secándose con la toalla.
Combinando la maña con la fuerza, pudieron sacarle de allí y volverle a su casa, donde le dejaron, encargando a la patrona que le sujetara si podía, y que hiciera por darle de comer. Entre otras tenacidades monomaniacas, tenía la de que su honor le demandaba pedir explicaciones al moro por el inaudito agravio de suponer, de afirmar en público que él, Frasquito, hacía la corte a Benina.
Triste es, muy triste, que un hombre medio loco socorra á semejantes suyos, divirtiéndose á costa de la miseria de su prójimo; pero es muy triste todavía que se despilfarren miles y miles de onzas de oro, encargando manjares y bicocas á Paris, cuando España es la tierra de los manjares. Lo del ruso es más extraordinario. Lo de la familia de Madrid es más necio. El ruso se divierte á sí mismo.
Palabra del Dia
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