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Actualizado: 26 de junio de 2025


La duquesa viuda de Felipe Igualdad jamás quiso asociarse a los manejos revolucionarios de los partidarios de su marido, así como tampoco a las intrigas dinásticas que se desarrollaban en este partido, capitaneado por Dumouriez, hacia donde madame de Genlis conducía poco a poco a su discípula. ¡Lástima grande que las intenciones de madame de Genlis hubiesen triunfado!

Esta mañana he leído en un libro de Mme. de Genlis: en él se hace una descripción de la vida de los frailes de la Trapa, que me ha impresionado mucho. También me ha sorprendido el leer que estos hombres no encuentran en este mundo, donde viven en las mayores privaciones, un solo punto de desgracia, y ven con gusto aproximarse la muerte.

Aquella actitud soberana de Voltaire, sus vestidos, su porte, en fin, y sus palabras, quedaron impresas en su memoria de niña, como quedan los seres antidiluvianos sobre las piedras que forman las montañas. Dalembert, Laclos, Mme. de Genlis, Buffon, Florián, el historiador inglés Gibbon, Grimm, Morellet, M. Necker.

Sin duda su regreso de Inglaterra ha despertado sospechas e inducido a este error, porque después de muerto han ido a registrar su domicilio, y sólo han encontrado papeles que indicaban sus aficiones literarias. 21 de marzo. Esta mañana he leído una novela de Mme. de Genlis, que se refiere a la señorita de La Valliere.

La duquesa tuvo alguna sospecha de Mme. de Genlis, y la despidió de su servicio, encargando al mismo tiempo a Mme. de Roys fuese a un convento de Suiza en busca de la señorita de Orleans, donde se encontraba recogida. Esta princesa, conocida después por el nombre de madame Adelaida, era muy joven, hermosa y excelente de corazón.

Genlis eran el prototipo, y siempre creyó que ni antiguos ni modernos habían llegado al zancajo de Mad. de Staël en su Corina. No le agradaba tanto, aunque la tenía en gran aprecio, La nueva Eloísa, de Rousseau, porque decía que sus pretensiones eruditas y filosóficas atenuaban en parte el puro encanto de la acción sentimental.

En un artículo escrito por Mme. de Genlis, he visto que esta escritora atacaba vivamente las poesías de mi hijo: es esto una guerra hereditaria de familia a familia; Mme. de Genlis y mi madre representaban dos tendencias opuestas en el Palacio de Orleans.

Me he vestido de negro: parece que así me encuentro mejor y, sin embargo, no creo que pueda resistir muchos días esta excitación de espíritu. He leído un libro de madame de Genlis y me ha causado su lectura una impresión de alegría y satisfacción como jamás hubiera creído. Hay en este libro muchos y buenos consejos que aprovecharé para mis hijos.

Durante el reinado de su hermano Luis-Felipe, dícese que ejerció gran influencia política. Creyó mi madre que se trataba de casar a esta princesa desde el momento que la separaban del convento. Pero no era este el motivo. Tratábase únicamente de separar a la joven de la influencia directa de madame de Genlis y de la acción política del partido orleanista.

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