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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Quevedo salió y se encaminó á casa del duque de Lerma, en cuya portería escribió la carta en tres renglones que le abrió paso hasta el despacho del duque. Recibióle Lerma afablemente y le mostró la carta que acababa de leer. Explicadme esto, don Francisco le dijo. La explicación está en estos sangrientos papeles dijo Quevedo entregando al duque los que llevaba en la mano.

iii A la mañana siguiente, Maximiliano encaminó sus pasos al convento, no por entrar, que esto era imposible, sino por ver aquellas paredes tras de las cuales respiraba la persona querida. La mañana estaba deliciosa, el cielo despejadísimo, los árboles del paseo de Santa Engracia empezaban a echar la hoja.

Por lo demás, D. Restituto llevaba tanta labranza y estaba tan interesado en ella, que no debía de tener mucho tiempo, ni humor tampoco, para profundizar en la Dogmática ni en la Patrología. Nuestro acongojado presbítero salió una tarde, después de comer, y encaminó sus pasos hacia la aldea donde moraba el teólogo. Le conocía bastante, pero no le trataba con intimidad.

Mientras los frailes daban sepultura al cadáver de Baltasar en la cripta del monasterio, el prior se encaminó al scriptorium, para recoger la obra del iluminador, suponiéndola no terminada. Pero halló la foja de pergamino orlada de exquisita y delicada labor, la más maravillosa, sin duda alguna, que trazaron los pinceles de Fray Baltasar.

Decidida a hablar con su esposo, mandó preguntar si estaba en casa; y cuando la contestaron que el señor no había salido, se encaminó al despacho, donde encontró al duque hojeando el reglamento del Senado.

Y como el perro no cesaba de gruñir de un modo hostil a la niña mendiga, Juanito le dijo: Esta tarde tu mal humor es insufrible, Fortuna; te he dicho que te calles. La niña, sin dejar sus dolorosos lamentos, se encaminó en dirección al puente. Juanito, Polonia y Fortuna la siguieron. A la derecha del camino había una rampa que conducía al cauce del barranco. Por allí bajaron todos.

-Eso digo yo -dijo Sancho-: que no había para qué hacer cuenta de las palabras de un loco, porque si la buena suerte no ayudara a vuestra merced y encaminara el guijarro a la cabeza, como le encaminó al pecho, buenos quedáramos por haber vuelto por aquella mi señora, que Dios cohonda. Pues, ¡montas que no se librara Cardenio por loco!

dijo Avendaño , mi compañero Lope Asturiano servirá de traer agua como un príncipe, y yo le fío. #Enjaezó# Carriazo el asno, y subiendo en él de un brinco, se encaminó al río, dejando a Avendaño muy alegre de haber visto su gallarda resolución.

Asi, pues, á la ruptura de las hostilidades se encaminó á Quito, encontrándose que el coronel Don Francisco Gonzalez le salia al paso con una division por él organizada en Cuenca, fecundando de este modo el movimiento que hacia la de Don Melchor Aymeric, Presidente de la provincia á donde Sucre llevaba sus refuerzos revolucionarios.

Telva, asombrada, la siguió unos instantes con la vista: luego se encaminó hacia el pueblo atormentada por la curiosidad. Justamente cuando pasaba por delante de la casa del tío Goro salía éste y su esposa acompañando á una señora. Telva se dirigió resueltamente á ellos y los saludó. ¿Han tenido ustedes alguna desgracia, tía Felicia? preguntó viendo á ésta con los ojos hinchados de llorar.

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