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Actualizado: 10 de junio de 2025


Actores acostumbrados á cobrar, por ejemplo, treinta pesetas diarias, y cuyas esposas disfrutan habitualmente de un sueldo igual, por el lógico deseo de no separarse de ellas, se avendrían á contratarse por un haber muy inferior. Detalles son estos de gran importancia, y que un empresario ó representante de teatros no debe echar en olvido.

Por último, tras el formidable bajo, que tenía todo el aire de Leporello, en el último acto de Don Juan, el tenor, el sublime tenor, que el empresario, según anunció en los diarios de Caracas, había arrebatado a fuerza de oro al Real de Madrid.

El establecimiento más importante de Madrid era, según él, la taberna de Gallina, situada junto a la plaza, grato lugar de delicias, palacio encantador donde cenaba y comía a costas del empresario antes de volverse a la dehesa montado en su jaca, con la manta obscura en el borrén, las alforjas en la grupa y la pica al hombro.

EL artista, cuando se convierte en cómico de la legua, se transforma en un sér distinto de los demás, y si esto es ó no cierto, apelo á todas las principalías que han caído en el lazo que les tiende un sutil empresario, desarrollando ante sus ojos un tremendo telón, exhibiendo en almazarrón lo que promete dar en carne y hueso.

Yo empleo mi capital honradamente, y ayudo al empresario, al trabajador; soy uno de los agentes de la industria y recojo la natural ganancia.... Estas son habas contadas; y si estos curas de misa y olla que ahora se usan, supieran algo de algo, sabrían que la Economía política me autoriza para cobrar el anticipo, el riesgo y, cuando hay caso, la prima del seguro....

La orquesta toca otro vals, el público protesta; afortunadamente se presenta un héroe caritativo que distrae la atencion y redime al empresario; es un señor que ha ocupado una butaca y se niega á cederla á su dueño, el filósofo don Primitivo. Viendo que sus argumentos no le convencían, don Primitivo acude al acomodador. ¡No me da la gana! le responde el héroe fumando tranquilamente su cigarrillo.

Guardaba los toros adquiridos por el empresario, unas veces en la dehesa de la Muñoza, otras, cuando el calor era excesivo, en las praderas de la sierra de Guadarrama. Los traía al encierro dos días antes de la corrida, a media noche, atravesando el arroyo Abroñigal, por las afueras de Madrid, con acompañamiento de jinetes y vaqueros.

Llegué ayer, mañana salgo para Lisboa. Una corta detención: hablar dos palabras con el empresario del Real; tal vez venga el próximo invierno a cantar La Walkyria. Pero hablemos de usted, ilustre orador... más bien dicho de ti, porque nosotros creo que aún somos amigos. : amigos, Leonora... yo no he podido olvidarte.

Mochi y su protegida habían mudado de posada, lo cual en aquel pueblo sólo era mudar de dolor; pero en el hotel Principal, allá al extremo de la Alameda Vieja, les habían llegado a perder el respeto por las intermitencias en el pago del pupilaje; la Compañía de ópera seria acababa de disolverse por motivos económicos e incompatibilidades de caracteres, y el empresario, la tiple y Minghetti, el barítono, se habían quedado en la ciudad, según unos, porque no tenían por lo pronto contrata ni lugar adonde ir, porque más valieran allá; según otros, porque querían servir de núcleo a una nueva Compañía, para constituir la cual andaba Mochi en tratos.

El drama ha de representarse sin modificación, sin supresión y sin añadidura: tal como lo escribió el poeta: pero tal vez el sabio empresario, tal vez el director de escena pueda repartir a su gusto los papeles. La sabiduría eterna, que todo lo prevé, previó también esta repartición, pero no la dispuso. Dejó que la libertad humana la dispusiera.

Palabra del Dia

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