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Actualizado: 22 de mayo de 2025


El enemigo, al ver mi actitud, retrocedió lleno de espanto, y he aquí cómo sin efusión de sangre se les obligó a la retirada. Amaranta no podía contener la risa oyendo la disputa entre los dos vejetes. Antes de que ésta concluyera, entró la de Leiva y dijo: Acaba de llegar la Gaceta Ministerial de Sevilla. Creo que hoy trae la noticia de que ha muerto Napoleón. ¡Jesús! ¿Qué dice usted?

Entre los paseos de Madrid, intramuros, su renombradísimo Prado, su inmensa calle de Alcalá, cubierta de alamedas en gran parte, y su laberinto y parque de la Fuente Castellana, tienen sin disputa la preeminencia; sin contar los hermosos jardines Botánico y del Retiro.

Subiendo la escalera había previsto la disputa; pero en esta resultaba una espantable cosa que ella no había previsto. «De una manera infame repitió Sánchez Botín . Acabemos. Me gustan las cosas claras y los juicios rápidos. ¿Dónde están los pendientes de tornillo? Aquí están dijo Isidora llevándose la mano a la oreja. ¡Mentira! Esos son falsos.

Aquel era un papel de una de las mejores comedias de Lope de Vega. La que le tenía en la mano, era sin disputa una comedianta. El papel revela su nombre. Era Dorotea. La querida pública del duque de Lerma. La amante particular de don Rodrigo Calderón. La mujer que tenía con el tío Manolillo unas relaciones, un punto de contacto que nadie podía calificar.

Verdad es que en el momento que yo me acerqué a la mesa discutían con calor si una pieza de un compañero estrenada en Martín la noche anterior daría entradas o no; sería un éxito «metálico», como decía gráficamente uno, o simplemente literario. Cuando terminó la disputa, al cabo, se fijaron un poco más en .

Siempre tenían estos dos amigos campo en que hacer incursiones y descubrimientos, tratando de penetrar o penetrando el uno en la mente del otro. Nunca se hartaban de hablar, y su conversación era una eterna disputa. Doña Luz era creyente y espiritualista con su poco de misticismo; D. Anselmo, positivista feroz.

No hay espíritu allí, no hay providencia; todo es humano, ni aun humano; todo es francés. Esta iglesia, añadí, es un templo sin Dios. Aquel Panteon es un panteon sin sepulcros. Pasan tres horas, que hemos empleado en comer, el brigadier en su fonda de Bilbao, yo en el restaurant de las Columnas con mi compañera. Allí presenciamos una disputa de que daré cuenta otro dia.

Don Policarpo no se dejaba convencer ni intimidar fácilmente, pero todos se cansaron de chillar y se pusieron roncos, terminando por cansancio una disputa en que los extremos se habían tocado y en que la impiedad atea había estado de acuerdo con el más fervoroso catolicismo. Hubo un entreacto: un rato no corto de sosiego.

Nuestras miradas se dirigian codiciosamente hácia adelante, buscando á Paris, como el peregrino que llega á Sion al declinar la tarde, busca con los ojos desencajados los torreones de Jerusalen. ¡Cómo nos latia el corazon! ¡Paris! ¡Ya vamos á llegar á Paris! Esta parte poética de los viajeros, es sin disputa una de las emociones más bellas de la vida.

En este arte, sin disputa el peldaño más elevado de la poesía dramática, es Calderón maestro consumado, y ningún otro poeta de su nación se le asemeja en esta parte, ni aun de lejos. Séanos permitido usar de una comparación para hacer más claro nuestro pensamiento.

Palabra del Dia

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