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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Los escritores solemos dirigirnos a «el lector», poco más o menos, así como los criados se dirigen a «el señor». Desgraciadamente, este concepto de «el lector» es demasiado vago. Por lo general, el lector tiene una personalidad multiforme y a veces carece de existencia.
Se dirigen miradas significativas, sonríen con desprecio, se hablan al oído. Mientras tanto, los feroces bigotes del jubilado de Ultramar se erizan, se estremecen con leve temblor que se comunica a sus labios y de ahí al resto del organismo.
Los muchachos, sentados en los bancos de la escuela, levantan con frecuencia los ojos de los libros de estudio para mirar con avidez el camino que conduce al arroyo; luego, cuando al salir se sienten libres, se dirigen con alegría hacia el charco profundo, donde retozones y alegres van á bañarse.
Lo lanzan hacia adelante, y después de dar en el punto a que lo dirigen, vuelve a sus manos, describiendo en el aire una curva parecida a una parábola. Si tiene ese hecho su razón en la forma especial del bomerang, o en la manera de arrojarlo, o en ambas cosas a la vez, no se sabe a ciencia cierta. ¿Estará muy lejos el salvaje que lo ha lanzado? A cincuenta o sesenta pasos. ¿Distingues algo?
Sin embargo, había oído á menudo citar á mi alrededor á la torre d'Elven, como una de las ruinas más interesantes del país, y jamás había recorrido ninguno de los dos caminos que de Rennes ó de Joselyn se dirigen hacia el mar, sin contemplar con ávida mirada esa masa indecisa, que se ve sobresalir en medio de los lejanos eriales como una enorme piedra levantada; pero el tiempo y la ocasión me habían faltado.
Pablo Hervieu se halla sentado ante su mesa de trabajo; un cigarrillo humea entre sus dedos delgados y largos de aristócrata; su ademán es modesto y sobrio, pero resuelto; habla poco y sin prisa, y levantando ligeramente la voz al pronunciar las últimas sílabas de cada frase, lo que acusa ese espíritu enérgico que los grafólogos descubren en los que, al escribir, dirigen hacia arriba el trazo final de las letras.
Los risueños vallecitos se multiplican, sucediéndose en giros tortuosos y ascendentes, y al cabo el ferrocarril atraviesa el cordon de colinas ó cerros que média entre las aguas que se inclinan hacia Castilla, recogidas por el Pisuerga, y las que se dirigen en sentido casi opuesto buscando los valles del Ebro para ir á formar la base hidrográfica de los antiguos reinos de Navarra y Aragon y del principado de Cataluña.
Cualquier pasajero que emprenda viaje á Guantánamo, por los preparativos y despedidas que se le hacen, parece que va á un país de donde solo por pura casualidad se regresa. Tales son las muestras de tristeza de los que le acompañan al tren, y los lastimeros "ayes" y "adioses" que se le dirigen.
Los recién casados se embarcan, con arreglo á las órdenes del Gobernador, y se dirigen hacia Portugal, abandonando á las Indias, Don Manuel sin ver siquiera á Doña María, y separando también á esta desdichada de su hijo Dieguito, á quien se lleva consigo en su viaje.
Lo único que se ha hecho en España es contestar con algunas injurias, que yo encuentro de pésimo gusto, á las de un gusto mil y mil veces más depravado y ruín, que nos han dirigido y que nos dirigen de continuo senadores, diputados, escritores graves, ó que pretenden serlo, y periodistas de la Gran República.
Palabra del Dia
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