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Resistiose obstinadamente, y me dijo que todo lo más que podía hacer por el duque de Orleans, era no pronunciar su nombre, mientras que se honraba nombrando a los reyes Luis XVIII y Carlos X, a quienes había tenido el honor de servir en el ejército y en la diplomacia, y que él había heredado de su padre el cariño a estos príncipes desgraciados, y para sus enemigos, la repugnancia y el desprecio.

Salieron la Artillería y la Diplomacia, y como la Marquesa había salido de la habitación un momento antes, quedamos solos otra vez Amaranta y yo. Sigue contando me dijo . Y ese señor tendero con quien servías, ¿ha venido contigo a Córdoba? No, señora: yo no he vuelto más a su casa. Salí de Madrid acompañando al Sr. de Santorcaz.

Déjame que yo lo arregle; no sabes adonde llega mi habilidad; figúrate que estás hablando con la mismísima diplomacia. El ablandaría poco a poco a la fiera. Mientras ellos no fueran por allá, no correrían peligro alguno. El Mosco permanecía en sus territorios y juraba no volver a Madrid, por no encontrarse con los fugitivos. Le enfurecía que le hablasen de ellos.

No había más remedio que la diplomacia. «Humíllate y ya te ensalzarás», era su máxima, que no tenía nada que ver con la promesa evangélica.

Estaba segura de que su padre cedería si Romadonga sabía hablarle con diplomacia. Dio un salto el viejo elegante cuando Concha le propuso una entrevista con el sillero. Sin embargo, le convenció de que su padre era un bendito y, no estando borracho, incapaz de entregarse a ninguna violencia de palabra y mucho menos de obra.

¡Corona de rosas! exclamó la de los Pavos, que con toda su diplomacia no supo disimular un ligero acento de ironía. No, si no me he reído. Pues no faltaba más. Un ángel a su manera. En fin, dejemos esto y vamos a lo otro. Como ha de influir mucho en el estado mental de este pobre chico el convencerse de que su mujer no vive, le pienso llevar... para que lo vea, señora, para que lo vea.

Sáenz Peña se ocupó siempre mucho de las señoras. Mi familia por parte de padre dice Petrona siempre fue roquista; pero yo, últimamente, me hice roquera. Y así logré meter a Bernadito, a mi yerno, en la diplomacia. En cuanto le hablé, una noche en el Colón, «concedido, concedido», me dijo; «recuérdemelo, Indalecio» añadió, dirigiéndose al doctor Gómez, que también es muy fino.

Podía marchar tranquilo, que en buenas manos dejaba el encargo. El era la diplomacia. Al llegar a su casa habló Maltrana de este encuentro. Feli lloró un poco, pero su dolor fue más breve de lo que esperaba Isidro.

Aquel cumplimiento expresivo dirigido por el squire a Nancy, fue considerado por todos, menos por Godfrey, como un acto de diplomacia; y el padre de aquella joven se irguió un poco más, mirándola a través de la mesa con seria satisfacción.

»Enumero estas circunstancias, que son hijas del acaso y no debidas a mi propio mérito, considerando que con este patrimonio, con la nobleza de mi estirpe, y con la protección de los que me aman puedo escalar la cumbre de la carrera de la diplomacia, a la que me he consagrado. »Caballero: tengo el honor de pedir a usted la mano de su hija, la señorita Magdalena de Avrigny