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Actualizado: 13 de mayo de 2025
» Lo que yo pido díjome aquí el banquero, con una serenidad y un aplomo que no dejó de sorprenderme en él , lo único a que aspiro, y usted no podrá negarme, porque no tengo yo la culpa de que no sea la envoooltura digna del tribuuto que la he tendido a usted con alma y vida... y tal y demás, es que lo pooco o muucho que me conceda sea de buena voluntad; porque, bien mirado el caaso, yo no he puesto a naaadie un puñal en el pecho para que se acepte lo que he ofrecido a caambio... de lo que usted quiera darme... y tal y demás.
Esta tradicion es digna de fe inviolable por quantos títulos prescribe la mejor Lógica.
¡Señor, yo no soy digna! exclamó María con un grito de angustia y de dicha a la vez. Jesús volvió a decir: Toda eres hermosa, amiga mía, y en ti no hay mancha. ¡Jesús mío, os amo sobre todas las cosas! Paloma mía, muéstrame tu rostro, suene tu voz en mis oídos, porque tu voz es dulce y tu rostro hermoso replicó Jesús inclinándose todavía más.
El museo Rath, fundado por el general de este nombre, contiene una notable coleccion de obras de escultura y pintura, antiguas y modernas. La Academia ó universidad es digna de toda estimacion.
Ni por sacrificar otras comodidades a los trapos, ni por exhibirse sin medida al balcón y en los paseos, ni por asistir a los saraos de Quiñones con una constancia digna de ser premiada, pudieron lograr hasta la hora presente los dones preciados de Himeneo.
A lo menos, el que yo tuve; que de vuestra merced ya yo sé que no le conoce, ni sabe qué es temor ni espanto. -No niego yo -respondió don Quijote- que lo que nos ha sucedido no sea cosa digna de risa, pero no es digna de contarse; que no son todas las personas tan discretas que sepan poner en su punto las cosas.
Si yo no encuentro á la puerta misma de la casa donde Dorotea con vos estaba al tío Manolillo que con doña Clara venía, vuestra esposa, vuestra noble y digna esposa, os hubiera visto en los brazos de esa mujer, y esa mujer se hubiera matado segura de que os dejaba á entrambos muertos. ¡Oh! ¡ved no os engañéis, don Francisco!
En las demás festividades del año no hay cosa digna de reparo; en todas se sigue el ceremonial de la iglesia en la forma ordinaria y en los términos que ya queda notado.
Sí, tenéis razón, habéis visto bien... El os ama... y sois digna de todo el amor que sientan por vos, mi querida.
Por esto las ilusiones de su vida de miseria esplendorosa giraban siempre en torno del matrimonio, ambicionando todos una novia rica para hacer buena figura en «la carrera». El deseo de no contrariar a su madre, que veía en la diplomacia la única ocupación digna, fue lo que mantuvo a Fernando en su puesto; pero al morir la pobre señora, presentó la renuncia.
Palabra del Dia
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