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Actualizado: 7 de junio de 2025


Pues así, hermana, no es posible que yo le diga con los ojos todo aquello que me recomendabas anoche que le dijese. No habían andado mucho trecho después de este breve diálogo, cuando vieron que de un corro, donde había sentada mucha gente, se levantó y destacó una señora elegantísima, aunque ya algo jamona.

En aquellas conversaciones, que eran cada vez más íntimas, se notaba algunas veces que, por efecto de los accidentes del diálogo escénico, Ana callaba ó hablaba aparte en voz baja, mientras el bueno del estudiante y la picara Clara charlaban muy quedito y muy juntos el uno del otro.

Todo diálogo de un amante con su dama, está sembrado de estrellas y de flores; el sol se obscurecería si ella no le prestase la luz de sus ojos; sus mejillas siempre se comparan con la aurora, y sus cabellos son siempre redes doradas en donde se aprisionan los corazones.

Tirso intimidaba a su madre accionando con ademanes descompuestos: ella, ya ansiosa de cortar el diálogo, miraba alternativamente hacia el suelo y hacia la acera opuesta, donde estaba la botica.

Luego, un diálogo, con intención política, sobre las sombras de Solón y González Bravo, que duró quince. Una descripción, en tercetos, de las cataratas del río Piedra, dieciocho, y otras varias composiciones, de cuatro a ocho minutos, formando, en total, una hora y media, que, como todo el mundo sabe, es el tiempo prescrito para esta clase de solemnidades.

Los comentarios de Cristián sobre la pretendida infalibilidad de los jueces habían enfriado su entusiasmo. Encontraba que el interés del relato había languidecido y con todo el rigor de un crítico que reclama un corte en el diálogo, dijo: Nos estamos extraviando, Tragomer: volvamos á Lea Peralli. Me ha dicho usted que la encontró.

Más prolijo se muestra Figueroa al escribir sus ideas sobre esta materia en su Pasajero, pareciéndonos tan importante su opinión acerca del teatro español en cuanto se refiere á su carácter esencial, que nos vemos obligados á insertar sus palabras, curiosas en más de un concepto. La discusión se presenta en forma de diálogo.

Temo, sin embargo, que ese diálogo, que Proclo anuncia, sea una extravagancia sin amenidad y sin viveza, donde nosotros figuremos, no como seres reales, sino como personajes alegóricos: donde Proclo y yo representemos la antigua poesía sensual y corrompida y el antiguo saber agotado, desesperado y estéril, que para seguir viviendo juntos se entregan a brujerías y supersticiones.

Pero aunque Gillespie hacía esfuerzos por enterarse de la disertación, inclinaba al mismo tiempo su cabeza del lado de los amantes, deseoso de oir su diálogo. La voz de la invisible Popito, algo desfigurada por el aparato microfónico, evocó en su memoria el recuerdo de la voz dulce y graciosa de miss Margaret.

Pepe se había puesto a leer La Libertad Española, que pidió a Leocadia y que ella le trajo sin una sola arruga, con gran sorpresa de Tirso; mas este permaneció callado, deseoso de escuchar a Millán que, mirando de vez en cuando a la chica, sostenía el diálogo con don José. Decía el viejo: Aquí no se hacen más que torpezas; si el partido liberal se divide, vamos a ver cosas muy tristes.

Palabra del Dia

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