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Actualizado: 7 de junio de 2025


Les cortó el diálogo la aparición repentina de Antonio Zapata, que entró sofocado, metiendo ruido, bromeando a gritos con el dueño del establecimiento y con varios parroquianos. Subió al cuarto interior, y tirando sobre la mesa la voluminosa cartera que llevaba, y echándose atrás el sombrero, se sentó junto a Frasquito y el de los caracoles.

Los endecasílabos, no rimados, desaparecen casi enteramente, y en cambio predomina el romance, que se usa también en el diálogo. La discreta enamorada y La dama melindrosa personifican esta clase. No es necesario advertir que Lope conserva hasta el fin de su carrera dramática la exuberancia y vivo fuego de su imaginación, y su habilidad para inventar y trazar los planes de sus obras.

En aquella situación no era dable diálogo alguno. ¿Qué podían decirse los dos enamorados? ¿Con qué frases, en qué sobrehumano idioma acertarían a expresar sus agitadores sentimientos? Solo dijo él: Aquí estoy, Poldy. Tuya es mi vida. Quiero ser y seré tuyo para siempre. Yo te amo, yo te idolatro, yo te adoro.

Asimismo hallarán en parte de la obra algunos vocablos italianos especialmente en las comedias, de los cuales convino usar, habiendo respeto al lugar y á las personas á quienes se recitaron. V. el Diálogo de las lenguas, inserto en los Orígenes de la lengua española, de Mayans, tomo II.

A su regreso pernocta en un bosque, en donde, hablando con su criado, le dice que viaja muy afligido porque la princesa Beatriz, hija mayor del Duque, á quien ha visto sólo de paso, le ha inspirado un amor ardiente. Mientras entabla este diálogo, le roban su equipaje, sin notarlo, y, cuando lo averigua y corre á buscarlo, observa á lo lejos un hombre que, al parecer, lo espera.

A hacer entretenida y agradable la lectura de El Diablo Cojuelo contribuyen con lo ingenioso de la invención la interesante variedad de las escenas, la soltura y viveza del diálogo, y, especialmente, el chispeante gracejo de Vélez de Guevara. En cambio, la elocución suele ser descuidadilla, entre otras cosas, por la excesiva abundancia de gerundios.

Prefirió el riesgo de tener una escena violenta con el hombre, a la perspectiva de luchar con la debilidad o la resistencia pasiva de la anciana. ¿En qué puedo servirle? le preguntó Tirso. Vengo de parte de Pepe. ¿Qué quiere ese desdichado? No era necesario tanto para acibarar el diálogo.

En la segunda jornada aparece Imeneo acompañado de cantores, y comienza la serenata; la bella sale al balcón, y los dos amantes entablan un diálogo apasionado y tierno, que concluye con una cita para la noche siguiente.

Es que yo hacerme respetar. Pues conmigo no tienes necesidad de eso. Cristeta sostenía el diálogo con dificultad: sus frases eran diversas de sus pensamientos y contrarias a sus deseos; semejaba un sofista ansioso de dejarse convencer.

Al ver al marino continuaron instantáneamente su conversación en inglés. Buscando ingerirse en el diálogo, preguntó á Freya cuántos idiomas poseía. Muy pocos: ocho nada más. La doctora tal vez conoce veinte. Sabe las lenguas de pueblos que ya no existen hace muchos siglos.

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