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Actualizado: 7 de junio de 2025


Indicaremos ahora el orden y sucesión de sus escenas para facilitar su cotejo con el drama de Corneille . Los conocidos y populares romances del Cid son el fundamento de Las mocedades, y en parte se han entretejido en el diálogo con grande habilidad.

Y cuando del diálogo que tiene el sesgo de la frase hablada, el novelista pasa a describir y eleva la forma, pone en ello gradaciones tan armónicas que la transmisión se efectúa insensiblemente. Y ora evoque el despertar de la ciudad o los vastos panoramas agrestes o los cuadros de costumbres camperas, siempre ajusta a su naturaleza el estilo.

A puñados sazona con esta sal el Sr. don Francisco Toro Luna, algo a modo de comedia, cuyo título es ¡Día feliz!, que se representó en Córdoba en el teatro circo del Gran Capitán y en Julio del presente año. Sólo dos personajes figuran en la acción, la cual es muy sencilla. Todo el mérito está en el diálogo, natural, gracioso y desenfadado.

Al movimiento de las pisadas en el suelo, los dos chinitos comenzaban a saludar amablemente, y parecían rivalizar en zalamerías. Cuando me dejaban entrar en la sala, me pasaba el tiempo mirándolos y diciendo: Abuelita, ahora dicen que , ahora que no. Ahora , ahora no. Mi abuela poseía también un loro, Paquita, que dominaba el diálogo y el monólogo. Se le preguntaba: Lorito, ¿eres casado?

También para el diálogo, cuando sólo es una continuación de la fábula, usa Calderón el romance con más frecuencia que sus predecesores. Juntamente con él emplea de ordinario redondillas, quintillas, décimas, octavas, silvas y sonetos. En cuanto á los tercetos, por lo que nosotros conocemos, sólo se observan una sola vez al principio de El Príncipe constante.

Ensayaremos un revulsivo enérgico, forte.... E um retrocesso ao pulmao... veremos de desviarlo.... ¡Bon Deus! ¡bailar, y beber refrescos! Y ahora tenemos que luchar con el sudor... O suor esgota-a. Pasaba este diálogo entre el doctor y Lucía, a distancia suficiente del lecho de la enferma, a fin de que no oyese palabra.

Ese teatro de Monte-Carlo resulta, en ciertos días, el templo de la imbecilidad musical... No; mejor será que conozca lo que damos esta tarde. Es la obra de una millonaria que lo escribe todo, música y versos. Y leyó en alta voz los títulos de varías «escenas pintorescas»: Diálogo entre la mariposa y la rosa, Lo que la palmera le dijo al agave, Plegaría de la cigarra á nuestro padre el Sol.

Las letras ó themas con sus glosas ó variantes poéticas, y, por último, casi todas las formas de los antiguos cantos nacionales, canciones, villancicos, canzonetas y cantarcillos, aunque no como elementos peculiares del diálogo dramático, sino en los cantos ó improvisaciones interpoladas en él.

Así es que, profundamente preocupado, se dirigió por un instinto á una salida, y por efecto de su preocupación, ni vió dos hombres embozados, que estaban parados en la puerta de las Meninas, ni oyó este breve diálogo, que pronunciaron al pasar el joven junto á ellos: ¿Ha salido? . ¿Cuándo? Hace algunos minutos. ¿En litera? En litera.

Como no tenía nada de gazmoño, la confesión concluyó por ser un diálogo de amigos. Diole consejos sanos y prácticos, hízole ver con palmarios ejemplos, algunos del orden humorístico, la perdición que trae a la criatura el dejarse mover de los sentidos, y le pintó las ventajas de una vida de continencia y modestia, dando de mano a la soberbia, al desorden y a los apetitos.

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