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¡Ah, señor! esperando mi hora, como todos contestó, hoy le ha tocado el lote a mi señora doña Medea... ¡Ah! ella es la feliz agregó levantando las manos al cielo: En este mundo no hacemos sino sufrir desengaños, joven... Vea usted, yo, por ejemplo, que he hecho tantos servicios y tantos sacrificios por la humanidad, aquí me tiene usted a ... ¿de qué valgo, señor?

La reflexion, ayudada por costosos desengaños, cura á veces este defecto, orígen de muchos males privados y públicos; pero su raiz está en el entendimiento y corazon del hombre, y es preciso estar siempre alerta si no se quiere que retoñen las ramas. La razon de este fenómeno no será difícil explicarla.

¿Se marcha usted porque estoy aquí? dijo secamente lord Gray . Pronto saldré de Cádiz y de España, para no pisar más esta tierra de la ingratitud. Los desengaños que aquí he padecido me impelen con fuerza a huir, aunque mi corazón no ha de encontrar ya reposo en ninguna parte. Asunción no puede detenerse para oírle a usted dijo Inés . Tiene que marcharse a su casa.

El tiempo, los desengaños y escarmientos amaestran algun tanto á las naciones, haciendo que se vaya embotando la sensibilidad, y no sea tan peligrosa la fascinacion oratoria: triste remedio para el mal, la repeticion de sus daños.

Y mientras toda una generación soñaba con los ojos puestos en el libro y una mano en la cruz de la tizona, íbase agrandando el radio de los argonautas al otro lado del Océano. Detrás de las islas de recientes desengaños extendía la inmensa tierra firme un mundo de misterios.

Las mencionadas cuatro acciones, no veo yo que influyan unas en otras. Todas caminan simultáneamente y sólo coinciden en un punto: en contribuir al desengaño del médico D. Jacinto que, desencantado de la vida de aldea se va de Venusta para vivir de nuevo en las grandes ciudades, donde tal vez le aguardan no menores desengaños.

En una época de duda, de tristes desengaños como la nuestra se le debe exigir al poeta que remueva nuestra alma con las ideas más caras y tentadoras, que eche alguna vez la sonda en los grandes misterios que a todos nos fascinan... Acometiole tedio y tristeza.

Perseguido por sus acreedores, lleno de desengaños y abrumado por la miseria, Silvestre Paradox se escapa de Madrid y se va a Valencia. ¡Quién sabe cuántas cosas interesantes o divertidas pueden ocurrirle después! Bástenos por lo pronto que nos diviertan las que ya el Sr. Baroja nos ha contado.

Pero si los años no habían logrado modificar en el fondo aquel ser amable y creado para el amor, habíanle hecho, sin embargo, más cauto, más reservado. Ya no mostraba sus preferencias con la ingenuidad de otros tiempos, ni daba suelta a los súbitos arranques de su corazón inflamable sino después de poner a prueba la lealtad del objeto de su ternura. ¡Había padecido tantos desengaños en la vida!

honrado y valiente; sin humillarte ante el poderoso, muéstrate afable y dulce con el pobre y humilde, y á su tiempo te verás honrado con el amor de una doncella pura y buena, el mayor galardón á que aspirar pueda todo cumplido caballero. ¿Es tu amada de noble alcurnia? De nuestra más distinguida nobleza, señor. Cuidado, Roger, cuidado. No piques muy alto y recojas desengaños y amarguras.